miércoles, 3 de septiembre de 2025

LA DANZA DE LA NIEBLA

 

LA PEQUEÑA NUTRIA DE CABEZA BLANCA

 

Había una vez, en algún país de la tierra, vivía una familia en un pueblo pequeño cerca de un puerto. La familia consistía de una pareja que tenía dos perros Shiba Inu llamados Mokka y Shinno. Ambos eran hermanos, pero eran muy diferentes, incluso físicamente, ya que Mokka, la hembra, era una perrita color café clarito, tirando un poco a rubio, como un café mocha; y Shinno era un perro negro con café.

 

Mokka era muy enérgica, les gustaba las aventuras, salir a pasear y jugar horas con su mejor amigo y vecino Puchi, un perrito cruza de labrador color crema y que conocía a los hermanos desde muy cachorro, ya que los tres crecieron juntos, porque su dueña también es amiga de los amos de Mokka y Shinno

 

Pero Shinno eran muy distinto. Él disfrutaba de la tranquilidad y la calidez de su hogar. Le gustaba escuchar a sus dueños leer y también le encantaba cuando tocaban el piano y el violín, creando piezas musicales nuevas, pero que nunca salían de esa habitación. También jugaba con su hermana y con Puchi, pero de preferencia juegos como las luchas, ya que no le gustaba mucho correr.

 

Todos los días, los dueños Mokka y Shinno, sacaban a pasearlos junto a los muelles y siempre los acompañaba su amiga y vecina junto con su perro Puchi. Ésta era la actividad favorita de Mokka, ya que siempre, al final de cada paseo y antes de volver a casa, sus dueños los llevaban a un muelle amplio y los soltaban para jugar por un buen rato.

 

Pero para Shinno, esta sólo era una actividad más. Mientras Puchi y su hermana jugaban, él se quedaba a lado de sus dueños acostado, disfrutando de los sonidos del mar.

 

En una ocasión, mientras estaban en el muelle, un desconocido se acercó a los dueños de los perros para entregarles un volante: era del festival anual del pueblo, que se llevaría a cabo de unos días.  Emocionados, los tres decidieron llevar a sus bendiciones este año, ya que el pasado apenas eran unas crías y no podían llevarlos ni dejarlos solos.

 

Mokka alcanzó a escuchar esta conversación y se emocionó porque el evento se escuchaba divertido. A Puchi también le pareció interesante, pero a Shinno se le hizo una idea un poco fastidiosa.

 

- ¿Escucharon? - dijo Mokka emocionada - ¡Habrá un festival! No sé qué es eso, pero se oye genial.

- Yo creo que sí será muy divertido, pues hasta a mi dueña le encantó la noticia- dijo Puchi.

 

- Seguro les gustará, hay mucha gente, ruido y muchos juegos, cosas que a ustedes les fascina- dijo Shinno sin emoción alguna.

- ¿Como sabes? - Le preguntaron los dos perros.

- Lo vi en la televisión. Honestamente no creo que sea para mí, ojalá nuestros dueños recuerden que no soy muy fan de salir y me dejen quedarme- dijo Shinno con un tono de fastidio.

- ¡Oh vamos! - dijo Puchi- es algo nuevo, deberías intentarlo ¿qué tal y te gusta lo que ves?

- Lo dudo mucho. Con trabajo tolero venir y eso porque sé que debo moverme y hacer algo de ejercicio- exclamó Shinno

-Olvídalo Puchi, no lo harás cambiar de opinión. Shinno no es de los que les gusta salir de su zona de confort. Cuando lo hace, es más por a fuerza que por ganas…- dijo Mokka tratando de justificar a su hermano- …Sin embargo, sí creo que deberías verlo, aunque sea en televisión, seguro lo pasarán e igual y si te gusta lo que ves- insistió con Shinno.

-Okey, está bien. - dijo Shinno entre suspiros. Y entonces sus dueños los llamaron para regresar a casa.

 

Pasaron los días y llegó el día del festival. Mokka y Puchi ya estaban listos para salir, pero Shinno se rehusaba a moverse. Sus dueños que ya conocían su personalidad pasiva decidieron no insistir demasiado, y dejaron que Shinno se quedara en casa, pero antes de irse, éste les hizo una seña de que le encendieran la televisión, y así fue.

 

Momentos después, Shinno se dispuso a buscar el canal con sus patitas en donde pasarían el festival, y cuando lo encontró, se quedó viéndolo. No se había equivocado, en efecto, había mucho ruido, todo el pueblo fue y mostraban los concursos y los juegos, no hubo nada nuevo.

 

Pasó un rato y entonces empezó un espectáculo donde había personas moviéndose de manera graciosa al ritmo de la música, lo que le pareció divertido a Shinno, y cuando terminó, empezó otro dónde había una sola mujer en el escenario. Su vestimenta era completamente diferente a los anteriores, pues tenía muchos adornos y velos. Cuando empezó a bailar, Shinno se quedó impactado porque el ritmo era muy distinto, la música no era tan rápida ni escandalosa y los movimientos de la mujer eran delicados, lo que hacía que su ropa se moviera de manera impresionante. Eso sí era nuevo para él, y también le pareció algo hermoso.

 

 

Cuando llegaron los dueños, encontraron a Shinno dormido y lo llevaron a su cama para después apagar la televisión.

 

Al día siguiente, los tres perritos fueron a su paseo rutinario y platicaban lo divertido que les pareció el festival.

 

- ¿Si viste el festival en la tele? - le preguntó Puchi a Shinno.

- Sí…- le contestó.

- ¿Qué te pareció? ¿Te gustó? ¿Verdad que fue asombroso? - le decía Mokka.

- Fue interesante- le respondió a su hermana.

- ¿Cómo? ¿Sólo eso? - preguntó Mokka decepcionada.

- Perdón, ya sabes que no me gusta el escándalo…- le dijo Shinno- …pero admito que hubo cosas que me gustaron bastante.

- Bueno, creo que interesante es mejor que nada- le respondió Puchi. Y los tres continuaron hablando del festival.

 

Cuando estaban en el muelle, Shinno, como siempre, se quedó acostado a lado de sus dueños mientras Mokka y Puchi jugaban. Se le ocurrió admirar alrededor, y atrás de ellos, a lo lejos, vio que había otro muelle, un poco más grande incluso, pero lo que llamó su atención es que no muy lejos de ese muele, vio a una criatura moviéndose de forma graciosa en el agua. Shinno no alcanzaba a distinguir qué era eso, pero no dejaba de ver cómo se movía, hasta que sus dueños lo llamaron para irse.

 

Al día siguiente, volvieron a ir al muelle de siempre, y entonces, después de un rato ahí, recordó lo que vio el día anterior y dirigió su mirada nuevamente a donde estaba eso, y otra vez vio a esa criatura, haciendo esos movimientos, hasta que sus dueños lo llamaban.

 

Pasaban días y Shinno siempre veía eso hasta donde se encontraba el otro muelle, empezó a darse cuenta que los movimientos eran repetitivos y también armoniosos. “¿Está bailando?” se le ocurrió, y su curiosidad fue tanta que, en el siguiente paseo, antes de llegar a muelle de siempre, Shinno empezó a jalar la correa, tratando de guiar a su dueño hasta el otro muelle, que quedaba un poco más lejos.



Esto le pareció muy extraño a todos, tanto a los dueños, como a Mokka y Puchi, pero le hicieron caso, y se asombraron al ver que el otro muelle era más grande y menos concurrido.

 

Mokka y Puchi se emocionaron tanto, que no querían aguantar más para empezar a jugar; y sus dueños los soltaron y ellos empezaron a corretearse. Shinno empezó a buscar con la mirada a la criatura, pero entonces Puchi se le acercó:

 

- ¡Qué buen lugar encontraste! - le dijo emocionado.

- ¿Cómo fue que lo descubriste, hermanito? - Le preguntó Mokka.

- Lo vi la otra vez en el otro muelle, y me pareció muy tranquilo- Respondió Shinno, un poco distraído.

- ¿No quieres jugar un rato con nosotros? – Volvió a preguntarle a Shinno. Éste sólo movió su cabeza en negación.

- No gracias, la verdad quisiera explorar un poco.

 

Los dos perros se quedaron un poco sorprendidos de la actitud de Shinno, no era algo común en él, pero sintieron que si preguntaban más le quitarían la intención.

 

Entonces Shinno empezó a alejarse un poco de resto, y alcanzó a ver que la criatura estaba ahí, “bailando”.

 

Cuando llegó a la orilla del muelle, pudo ver qué era ese ser: una nutria marina, cuyo cuerpo era color café, pero el pelaje de su cabeza era blanco.

 

Cuando la pequeña nutria de cabeza blanca vio a Shinno, sonrió y lo saludó para acercarse al muelle poco a poco.

 

- Por fin, mi fan número uno se atrevió a acercarse- Dijo la nutria.

- ¿Cómo dices? - le preguntó Shinno confundido

- ¡Si! Eres mi fan número uno, eres el único fan de hecho, pero por la prioridad, te doy el título de mi fan número uno, tanto literal como en el otro sentido- Respondió ella.

- ¿Eres una nutria? - Preguntó él

-Si – Respondió ella extrañada, sacando sus patitas del agua ante tan ilógica pregunta.

- ¿Una nutria marina? - Volvió a preguntar.

-Yo creo- Respondió ella.

-Es que hay nutrias marinas y de río ¿De qué eres?

-Pues estoy en el mar… ¿Qué es un río? -Preguntó ahora ella.

 

Entonces Shinno se dio cuenta que parecía que estaba haciendo preguntas sin sentido. Se tranquilizó un poco, pero siguió haciéndole preguntas a la pequeña mustélida.

- ¿Tienes familia? - Preguntó nuevamente Shinno, ignorando sin intención la pregunta de ella.

-Si, vivimos en el manglar de allá- Comentó ella.

- ¿Y todos tienen, ya sabes, su cabeza blanca y cuerpo café? - Preguntó muy curioso.

-Pues no, soy la única, todos los demás tienen su cuerpo normal café y su cabeza…pues…normal, supongo.

 

Shinno sintió que ofendió a la pequeña nutria y decidió no hacer más preguntas personales, mas no a dejar de hacer preguntas.

 

- ¿Y por qué dices que soy tu fan número uno? – Volvió a preguntar.

-Ay no me digas que no sabes- Dijo ella mientras tímidamente giraba su cuerpo dándole la espalda y mientras escondía su carita con sus patas, que, a pesar del denso pelaje, su cabecita blanca se estaba enrojeciendo.

-No, en serio, no entiendo por qué lo dices- Le dijo él. La pequeña nutria giró nuevamente hacia él.

-Porque desde hace días me veías desde el otro muelle, mientras practicaba- Le respondió ella un poco apenada.

 

Eso último le quedó sonando en su cabeza a Shinno, “mientras practicaba”. Pero entonces, ella le preguntó:

 

- ¿Cómo te llamas, ser terrestre?

-Amm, me llamo Shinno- Le dijo él.

- ¡Gusto en conocerte Chippo! - Le dijo ella.

- No- La interrumpió – Shinno.

- ¿Y tú cómo te llamas? – Le preguntó ahora él.

- Me llamo… - Entonces los dueños de Shinno empezaron a llamarlo para irse a casa. Shinno se despidió rápidamente para luego girarse e irse. La nutria de cabeza blanca le preguntó una última cosa en un grito:

- ¡Oye! ¡¿entonces qué es un río?! –

- ¡No sé! – Le contestó él - ¡Te investigo y te cuento! – Y se alejó corriendo.

 

La nutria de cabeza blanca, al ver que ya casi anochecía, optó por también alejarse del muelle para ir al manglar donde estaba su hogar.

 



Al día siguiente los perros y sus dueños volvieron al muelle descubierto. Como siempre, Mokka y Puchi se disponían a jugar, y Shinno aprovechó para ir de nuevo a la orilla del muelle.

 

La pequeña nutria de cabeza blanca estaba dando vueltas sobre su eje, con sus ojos cerrados y sus patitas levantadas.

 

- Holis, holis- Dijo ella sin dejar de girar.

- ¿Qué haces? Le preguntó Shinno extrañado.

 

La nutria se detuvo, hizo otro movimiento con su cuerpo y giró hacia Shinno.

 

-Estaba practicando- le dijo ella.

- ¿Para qué? – volvió a preguntar el Shiba Inu

-Algún día el mundo me verá, así como vieron a esa mujer.

 

Shinno seguía confundido. Entonces mientras se echaba en el piso, le preguntó a qué se refería. La pequeña nutria le explicó.

 

- Hace unos días estaba jugando con mis hermanos y hermanas un poco alejados del manglar. Entonces, accidentalmente me perdí y llegué al otro muelle, de donde tú venías ¡Y vi algo increíble! – dijo ella emocionada y continuó – Ya era de noche, pero había mucho ruido y muchas luces, y vi a muchos de esos como con los que vienes…

- ¿Personas? – Le decía Shinno

- Ándale, eso- continuó ella- Pero se movían de forma chistosa y unos llevaban puesto unas cosas encima, así bien exótico, y se movían con el ruido que había.

 

Shinno rio un poco ante la descripción de la mustélida. Entonces ella le dijo:

 

-De repente, al final de todo ese caos, vi a la mujer que tenía otras cosas diferentes a los otros. El sonido era tan suave, y ella se movía al ritmo de ello. Y eso que llevaba puesto se veía increíble cómo se movía, era como si volara en la tierra. Nunca había visto algo tan bonito.

 

Entonces Shinno entendió lo que ella vio, fue exactamente lo mismo que él cuando vio el festival en la televisión, y lo mismo que lo maravilló a él, lo maravilló también a ella.

 

Shinno le explicó a la nutria de cabeza blanca qué fue todo eso que vio: el festival, la música, las personas, el baile, los atuendos y la danza. Le habló de lo que era un público, un escenario, una presentación, y de paso la definición de un río.

 

- ¡Yo quiero hacer eso! – Gritó enérgica la nutria - ¡Quiero hacer una presión!

- Presentación- corrigió él.

- ¡Si, si, eso! ¡Quiero hacer una presentación en eso llamado festival! – Exclamó ella emocionada, pero entonces, su carita de emoción empezó a cambiar a decepción- Pero creo que eso sólo se hace una vez en la vida ¿no?

- En realidad se hace cada año ese festival- le comentó

- ¡¿En serio?! ¡Nunca lo había visto! – Dijo ella asombrada.

- ¿No? Pero ya habías salido antes lejos del manglar ¿cierto?

- No- Dijo ella sin dejar de mirar a Shinno con asombro.

 

Éste empezó a reírse inevitablemente, y ver en los ojos de su nueva amiga esa motivación y esa emoción, no pudo evitar enternecerse. Fue entonces que él también empezó a sentir algo nuevo. Era como fuego en su sangre. La emoción en los ojos de la nutria lo inspiró tanto, que quiso con todo su ser ayudarla. De un golpe, se levantó emocionado y le dijo.

 

- ¡No se diga más! – Dijo él - ¡Estarás en ese festival y todo el pueblo lo verá!

- ¡¿De veras Chicco?! –

- Shinno- Repitió él, luego afirmó.

- ¡Si! ¡Ambos lograremos que tenga una presión!

-Presentación.

- ¡Eso! – Dijo la nutria de cabeza blanca

 

Entonces los dueños de Shinno empezaron a llamarlo para regresar a casa.

 

- Sigue practicando, y hay que ver más ideas- Y después de decir esto, se fue corriendo con sus dueños.

 

La nutria de cabeza blanca se despidió y volvió a hacer los movimientos que hacía antes de ser interrumpida.

 

Cuando llegó a su casa, la emoción se empezó a convertir en preocupación ¿Cómo iba a cumplir esa promesa? ¿Cómo se baila en el agua?

 

Mokka, que estaba cerca, vio a su hermano con esa expresión y sin dudarlo le preguntó cuál era el problema. Shinno no sabía si contarle a su hermana sobre la nutria y la promesa que le hizo, sin mencionar que apenas cayó en cuenta que aún no sabía su nombre. Sin embargo, no encontró razones para tener que ocultar eso, por lo que empezó a contarle a Mokka toda la historia.

 

- ¡No puedo creer que tengas una nueva amiga! – Dijo Mokka emocionada y sorprendida – pero lo que menos puedo creer es que ¡ni siquiera sepas su nombre!

-Perdón, todo fue muy repentino- Dijo Shinno avergonzado.

- Ósea, si ves a otra nutria en el mar ¿Cómo sabrías que es ella? -Lo cuestionó su hermana.

- Creo que ninguna nutria del manglar se ha alejado hasta los muelles. Además, es la única nutria de cabeza blanca, al parecer. – Le contestó.

- Bueno, pero ¿Cómo piensas lograr que haga una presentación en el próximo festival? – Le preguntó la Shiba Inu.

- Aún no lo sé… - Le dijo- Pero primero debo descubrir cómo podrá bailar en tierra, siendo algo que casi todo el tiempo está en el mar.-

- No es necesario que salga del agua para que pueda bailar. – Le dijo la perrita- Hay algo llamado “nado sincronizado”, y es un baile que practican los humanos en el agua, haciendo movimientos complicados y acrobacias.

 

Shinno se sorprendió al escuchar ese dato de parte de su hermana.

 

- ¿Qué? ¿Crees que eres el único al que le gusta la televisión o escuchar a nuestros dueños leer y tocar música? Yo también sé de esas cosas, “oh señor intelectual” …- Dijo Mokka con un tono burlón. Shinno sólo movió su cola, lo alegraba saber que tenía más cosas en común con su hermana de lo que imaginaba. - …Sin embargo, las veces que han pasado el nado sincronizado en la T.V., veo que es en grupo o en parejas, nunca solos. - Comentó la perrita. Shinno pensó por unos momentos y agregó:

- Pero tal vez ella pueda hacer más piruetas que los humanos, es una nutria, seguro podrá hacer más cosas en el agua- Dijo él muy convencido.

-Puede que sí. Mañana que vallamos nos la presentas a Puchi y a mí, él sabe cosas de esto. - Dijo ella.

- ¿En serio? – Preguntó Shinno con asombro.

- No, no lo sé la verdad… - Dijo su hermana- …Pero si es muy ocurrente, seguro podrá ponerle retos de movimientos y piruetas. – Le explicó la Shiba Inu.

- Ok, entonces se las presentaré mañana. – Dijo Shinno muy contento.

-Sirve y por fin le preguntas su nombre. – Le dijo Mokka burlonamente. Él sólo hizo un gesto de vergüenza.

- Oye, quisiera preguntarte algo hermanita ¿Por qué me estás ayudando o te interesa ayudar a esta criatura?

-Porque vale la pena ayudar a cumplir el sueño a una criatura que hizo que mi hermanito saliera de su zona de confort de manera voluntaria, y no a la fuerza. – Le dijo ella a su hermano de manera seria, pero mirándolo y sonriéndole de manera orgullosa. – Eso es algo que quiero testificar.

 

Shinno le devolvió la sonrisa como gesto de agradecimiento.

 

Al día siguiente, los tres perros salieron a su paseo rutinario. Durante éste, ambos le contaron a Puchi sobre la nutria y la promesa de ayudarla. Puchi estaba emocionado con la idea, y no dudó en aceptar.

Cuando llegaron al mulle, los tres se acercaron a la orilla y vieron a la pequeña mustélida haciendo sus movimientos en el agua. Cuando los vio, se acercó muy curiosa:

 

- ¡Hola Shinno! – Dijo ella con alegría

- Ahora sí recuerdas mi nombre. – Dijo él con una sonrisa. La nutria hizo un gesto de orgullo.

- ¡Ah! Pero él ni siquiera sabe tu nombre- Intervino Mokka en su saludo.

- ¡Oye, si es cierto! – Dijo la nutria un poco indignada y enseguida les dijo su nombre. A los tres se les hizo un nombre muy lindo e interesante, y aprovecharon el momento para presentarse también.

-Vinimos a ayudarte con el plan de tu presentación. – Le dijo Puchi. - ¿Qué sabes hacer en el agua?

- Nadar- Respondió ella al instante.

- Ósea si… - Dijo Puchi- … Pero ¿qué más haces?

- Abrazar. – Volvió a decir. Mokka se empezó a reír.

-Se refiere a que nos han contado que practicas movimientos especiales ¿Cuáles son? ¿Nos los muestras? – Le respondió la perrita.

 

Entonces la nutria se apartó y les mostró los movimientos que practica todos los días. A los tres les gustó mucho.

 

- Me gusta, pero creo que puedes agregar más cosas. – Le dijo Puchi a la pequeña nutria. – Creo que debes hacer unas piruetas. –

- ¿Qué son piruletas? – Preguntó la nutria confundida. Shinno rio un poco y en voz baja, típico de su nueva amiga. Entonces él le explicó la definición de pirueta.

- ¡Ah, claro que sí! Tú sólo dime qué hago y lo hago. –

- Esa será nuestra siguiente tarea- Dijo Puchi. – Traeremos ideas de piruetas que pueda hacer nuestra amiga. –

 

Y así fue, durante los siguientes días los tres se juntaban a la orilla del muelle para mostrarles ideas a la nutria de los posibles movimientos que podría hacer durante su presentación. Había ocasiones en las que sólo iba Shinno, y le mostraba sus ideas a través de sus imitaciones. A la pequeña nutria de cabeza blanca le divertía que su amigo hiciera los movimientos, ya que los consideraba graciosos, pero aun así los tomaba en cuenta y le hacía algunas mejoras. A veces Shinno y ella se quedaban conversando sobre cómo se imaginaban que sería ese día.

 

Seguía pasando el tiempo y más se acercaba la fecha en la que se haría la fiesta anual del pueblo, por lo que no sólo pensaban en la coreografía y la música, sino su “vestimenta” y, sobre todo, en la forma en la que la presentarían ¿Cómo iban a lograr que todo un pueblo fuera al muelle para ver a una nutria bailar? ¿Cómo darla a conocer? Estaban a sólo unas semanas, y esto era un verdadero reto, pero todos seguían pensando en la solución.

 

Una tarde, cuando la pequeña nutria de cabeza blanca regresó a su manglar, donde siempre la esperaban sus hermanos, ellos estaban preocupados por ella, pues creían que la idea de presentarse ella sola ante muchos humanos era muy rara e inquietante.

 

- No eres una humana, no eres bailarina, eres una nutria ¡Una nutria! – Dijo su hermana más grande

- Además, qué harás si esos humanos te cazan, no es normal que vean algo así. Querrán atraparte y lucrar contigo. – Dijo su hermano.

- ¿Qué es “lucrar”? – Preguntó ella.

- No sé, se los oí a las gaviotas, pero suena horrendo. – Le respondió su hermano.

- Y no sólo eso… - Dijo otra hermana. - … ¿Y si ese tal Chupi te traiciona, te caza, y te hace algo? –

- Se llama Shinno – Le contestó la nutria.

- Es igual. – Le respondió molesta. - ¿Qué harás?

 

La pequeña nutria de cabeza blanca se puso a reflexionar sobre lo que le decían, y les respondió:

 

- ¿Y si se presentan conmigo? Si estamos todos, es menos probable que nos pase algo. Además, Shinno nunca me haría algo malo. – Dijo la mustélida a sus hermanos.

 

La hermana más grande calmó a todos, ya que muchos estaban bastante alterados. Después, se acercó a la nutria de cabeza blanca, le tomó su patita y trató de explicarle de manera pacífica:

 

- Es verdad, juntos estaremos a salvo…- Le dijo. – …Pero como te dije, no eres humana, no eres bailarina. El “nabo sincronizada” o como se llame no es más que para los humanos, tú eres una nutria. Por favor hermanita, no vuelvas al muelle. – Le dijo su hermana mientras la tomaba de las patitas.

 

Esa conversación hizo dudar mucho a la nutria de cabeza blanca. Faltaban dos semanas para el día del festival, y sólo tenía la supuesta coreografía que, además, sólo sería al ritmo de los sonidos del mar. Tampoco había atuendo y de pilón ni siquiera sabían cómo lograrían hacer que el pueblo pudiera ir al muelle y, además, debía ser el muelle dónde ella vio a todos.

 

Shinno, mientras tanto, justo no podía dejar de pensar en todo lo faltante. Faltaba muy poco para el evento y estaba desanimándose y preocupándose por no cumplir el sueño de su amiga. Durante la noche se dirigió al jardín para despabilarse un poco, cuando escuchó un sonido muy peculiar, uno que sólo oyó en la T.V. alguna vez y que venía de un animal que era famoso por ser peligroso. Era el sonido de un cascabel. Era una serpiente, su color era como la arena, el trigo o como los prados, pero tenía algunas escamas color azul que parecían zafiros.

 

- Aún falta mucho por hacer ¿verdad? – le dijo la reptil.

- ¿Quieren eres? – Le preguntó Shinno.

- Digamos que soy un guía- Le contestó. – Y estoy para ayudarte a cumplir tu sueño.

- ¿Mi sueño? – Dijo confundido el perrito.

- El de lograr que las personas puedan ver a esa nutria, y de paso, a cumplir el sueño de otros también. –

- ¿De qué hablas? ¿Cuáles otros? –

- Tus humanos. – Les respondió la reptil. – Al igual que esa nutria, tus dueños también quieren lograr algo, pero no saben cómo o no se atreven aún.

 

Shinno se quedó pensativo unos momentos. Recordó que el sueño de sus dueños era dar a conocer algún día sus obras. Incluso en ese momento, pudo escuchar a su dueña cantar desde su habitación. Entonces miró a la reptil, era como si hubiera podido leer su mente, ésta sólo confirmó su mensaje telepático con una mirada. Pero la cara del perro volvió a ser de preocupación, todavía faltaba algo.

 

- Pero ¿cómo haré que todo el pueblo vaya a las orillas de las playas? ¿Cómo me llevaré las partituras y los instrumentos? – Preguntó el Shiba inu.

- En todo festival hay al menos un concurso ¿Cierto? – Lo interrogó la serpiente.

- Cierto- confirmó.

- Y en todo concurso hay un premio, un premio grande o un premio de mucho valor. - Le dijo la reptil con voz misteriosa. Shinno se puso a meditar lo que éste le decía. Entonces entendió el mensaje a la perfección.

- ¡Claro! Me llevaré el premio para llamar la atención y los llevaré al muelle. Pero ¿Y si no hay concurso? – Dijo Shinno

- Siempre hay algo de valor, ya sea para el pueblo o para un miembro de los espectáculos. – Le respondió. – Sin mencionar que siempre tendrás el apoyo de tu hermana y tu amigo el vecino.

- Ok, pero ¿cómo le haré para los instrumentos? – Preguntó el perrito preocupándose otra vez.

-Te diré algo, pequeño can… - Le dijo la reptil acercándose un poco a él. – A veces queremos que en un solo día se realicen 100 milagros. Pero, un solo milagro puede inspirar y provocar 10,000 más en un futuro. Un sueño a la vez. Te lo digo por experiencia. – Le respondió la serpiente.

- ¿Tú crees que esa nutria llegue a provocar algo así? – Le preguntó Shinno con mucha esperanza.

- ¿Tú qué es lo que crees? – Lo volvió a interrogar.

- Si. Ella me inspiró a hacer algo que no creí hacer cuando me sentía muy cómodo. – Respondió Shinno. – Entonces sí, creo que ella inspirará a crear sueños y milagros.

 

La serpiente le sonrió orgulloso. Agregó una última cosa antes de irse.

 

- Y con tu ayuda lo logrará. No la dejes desmotivarse y ella te motivará también. – Le dijo, para entonces girarse y dirigirse hacia la oscuridad del jardín.

 

- ¡Espera! ¿Cómo te llamas? – dijo Shinno. La serpiente con escamas azules giró su cabeza hacia él y le dijo su nombre:

- Blau- Respondió, y luego avanzó para poder desaparecer de la oscuridad.

 

Faltaban tres días para que terminara la semana y entonces empezaría la semana en la que sería el evento. Ya estaban dando los volantes, y en algunos postes y locales tenían anuncios del gran día. Sin embargo, ya había un problema, y es que la pequeña nutria de cabeza blanca no fue al muelle por ese tiempo.

 

Shinno veía el manglar desde la orilla, deseando poder nadar hasta allá y buscarla, pero estaba muy lejos. Ni siquiera su hermana que tenía más condición podría lograrlo, y él apenas estaba entrenando para poder robar lo que sea que debía robar para poder presentarla. Aun así, durante esos días le contó a Mokka y a Puchi sobre su plan para llevar al pueblo al muelle, pero éstos ya estaban dudosos de que sucediera.

 

Pasaron las horas y los minutos, y un poco antes de irse. Shinno que estaba echado en el piso a la orilla del muelle, escuchó una voz conocida.

 

- Hola Chinno… - Le dijo la voz. Era la pequeña nutria de cabeza blanca. Shinno emocionado, la saludó diciéndole por su nombre, y ni siquiera notó que nuevamente, ella había pronunciado mal el suyo.

 

La emoción de Shinno, llamó la atención de Mokka Y Puchi, y se acercaron al muelle para saludar a la nutria.

- ¿Dónde has estado? – Le decía Puchi. – Estábamos preocupados ¿Estás bien?

- Si. – Respondió ella. – pero…

- Tengo ideas para tu vestimenta. Deberías buscar cosas en el mar que tengan mucho color, algo para que parezca un velo y cosas así.  – Le decía Mokka emocionada.

- Gracias, pero… - Trataba de hablar la mustélida.

- ¡Y ya sé cómo hacer que el pueblo venga al muelle! Es sencillo, verás … - Decía Shinno

- ¡Ya no haré la presentación! – Dijo la nutria casi gritando para que pudiera hablar.

Los tres perros se quedaron mudos y sorprendidos. Después todos empezaron a confundirse y no dejaban de preguntarle por qué tomó esa decisión. La nutria, triste, sólo les respondió.

 

- No soy humana…ni tampoco bailarina. El festival es para humanos, y yo sólo soy una nutria.

 

Y entonces la pequeña nutria de cabeza blanca quiso apartarse para poder irse. A Shinno le llegó el recuerdo y las palabras que le dijo la serpiente: “No la dejes desmotivarse y ella te motivará también”. Shinno con un gesto y una voz muy seria le respondió.

 

- Es cierto, no eres una humana. Pero es en lo único que estoy de acuerdo. Por supuesto que eres una bailarina.

 

La pequeña nutria detuvo su intención de irse y miró a Shinno con algo de asombro. Éste continuó:

 

- Eres una nutria bailarina, tal vez incluso, la primera y la única hasta ahora, y eso es algo que todo un pueblo podrá presenciar. Sería como un milagro… - Se detuvo Shinno por un instante y aprovechó otra frase que le dijo Blau. - …Y un milagro puede provocar 10,000 más. – Concluyó.

 

Mokka y Puchi se quedaron asombrados ante el comentario del Shiba inu, y la nutria sólo pudo agachar su cabecita blanca avergonzada.

 

- Seguiré con el plan. – Continuó Shinno. – Prometí que te traería al pueblo y lo haré. Lo demás te lo dejo a ti.

 

Y cuando terminó de decir esto, se dio la media vuelta para quedarse lo que restaba del paseo con sus dueños.

 

La pequeña nutria de cabeza blanca regresó a su manglar. Mas no vio a sus hermanos, hermanas, ni a nadie más. Parecía que se había quedado sola en él. Escuchó un sonido peculiar entre las enredaderas y los manglares. Era el sonido de un cascabel. La mustélida buscó y rápidamente vio al ser que la acompañaba: Era una serpiente, su color era como la arena, el trigo o como los prados, pero tenía algunas escamas color verde que parecían esmeraldas.

 

- ¿Quién eres? – Preguntó la nutria

- Digamos que soy un guía- le respondió. – que, además, está esperando ansiosamente a verte en tu presentación. – La pequeña nutria de cabeza blanca, agachó su mirada entristecida.

- Perdóname, creo que te voy a decepcionar. – Le respondió a la reptil.

- ¿Así como crees haber decepcionado a esos tres canes? – Le dijo la serpiente crudamente. La pequeña nutria sólo la miró. - ¿Qué sucede, pequeña? – Le preguntó con un tono más empático y suave.

-Mis hermanos tienen razón. No soy humana ni bailarina, sólo soy una nutria ¿Cómo pude creer que podría lograr algo tan imposible? – Respondió ella, y una risa salió de la serpiente de escamas esmeralda.

- ¿Entonces tú crees que no has logrado nada? – Le contestó a la mustélida. – Te diré algo pequeña, y créeme, soy un experto en cosas “imposibles”, y aunque no lo veas, tú ya hiciste algo que más de uno consideraba imposible.

- ¿De qué hablas? ¿Qué he hecho? – Preguntó la nutria confusa.

- Lograste hacer que un ser descubriera que también tiene un sueño, y no sólo eso… - Le dijo la reptil. - …también que lograra abandonar la idea de quedarse en su zona de confort y hacer lo que sea para cumplirlo. Y hablo del Shiba inu, Shinno. – La nutria se quedó pensativa y confundida.

- ¿Y cuál es el sueño de él? – Preguntó.

-Ayudar a cumplir el sueño de los que ama, y ser parte de ello, pero, sobre todo, de su más grande inspiración, ósea tú. – Le dijo la serpiente.

 

La cabecita blanca de la nutria empezó a enrojecerse. La serpiente continuó.

 

- Te aseguro que él llevará al público para cumplir tu sueño…- Le dijo la escamosa, para entonces empezar a acomodarse para irse, pero diciendo – La pregunta es ¿Le ayudarás tú a cumplir el suyo?

 

La nutria de cabeza blanca la miró con preocupación, pero algo de emoción y motivación.

 

- Eso creí – dijo la serpiente orgullosa mientras giraba para irse.

- Espera ¿Cómo te llamas, amix? – Le preguntó. Y mientras se alejaba, la serpiente se limitó a sólo decir su nombre.

- Grün – Le dijo. Y luego ésta desapareció entre los manglares.

 

Habían pasado días desde que Shinno vio por última vez a la pequeña nutria de cabeza blanca. Aún después de su sermón, siempre se dirigía a la orilla del muelle con la esperanza de verla otra vez, pero no tuvo suerte. Incluso empezó a cuestionarse si su plan debía continuar, pero el recuerdo de la plática con la serpiente, hacía que mantuviera la esperanza.

 

Faltaban sólo tres días para el festival, y Shinno volvió a acerarse a la orilla del muelle, y escuchó movimientos en el agua. La pequeña nutria de cabeza blanca lo esperaba, con algo de vergüenza, pero el Shiba inu se emocionó tanto que Mokka y Puchi lo notaron y enseguida supusieron que la mustélida había vuelto.

 

- Lo siento – Dijo la nutria, y los tres perros sólo se vieron entre sí – Vengo a decirles que cambié de opinión…y si me presentaré en el festival.

 

Los tres canes empezaron a mover la cola de la emoción. Shinno sólo se limitó a mirarla con orgullo, mientras que Mokka le contaba la idea sobre su atuendo y Puchi le exigía que le mostrara sus movimientos y piruetas. No quisieron saber cómo es que cambió de opinión, eso lo preguntarían después.

 

Llegó el gran día, y sucedió algo muy inesperado: hacía mucho frío. En las noticias matutinas comentaban la posibilidad de una tormenta, pero lo que si era garantizado es que la temperatura bajaría bastante. Los tres perritos empezaron a preocuparse, pero no por las bajas temperaturas, pues sabían que las nutrias podían resistir bajos niveles en el agua, pero la tormenta podría provocar la suspensión del evento, o peor, que su amiga sufra alguna lesión por el mal clima, pero no perdían la fe en que todo saldría bien.

 

Un día antes, los cuatro se pusieron de acuerdo para saber el momento y cómo la presentarían. En el muelle donde estaría habían colocado focos por si se requería más iluminación, por lo que todo era como si la vida quisiera que se haga ese número. Ese día anterior, la pequeña nutria de cabeza blanca le dijo a Shinno antes de que éste se fuera:

 

- Tengo mucho miedo ¿Y si no sale bien la presión?...

- Presentación. – La corrigió Shinno escapándole una pequeña risita.

- Eso – Respondió nerviosa.

- No tienes nada que temer, no te dejaremos sola, yo menos que nadie. – Le dijo él y ella se calmó al instante.

 

Volviendo al día, se acercaba el atardecer, y el frío se hacía más y más fuerte. Los dueños de ambos Shibas, que ya iban sorprendidos porque Shinno quiera ir, optaron por ponerle una bufanda a cada uno para cubrirlos: para Shinno una verde y para Mokka azul cielo, y partieron al festival.

 

Ya estaba oscuro y por el momento sólo caminaban para mirar los puestos, jugar algunos juegos, comer algunas botanas, tanto para perro como para humanos.

 

Pasando un rato comenzó el desfile, que, al finalizar, iniciaron los concursos. El frío estaba siendo aún más fuerte

- ¡Shinno! ¡Puedo verlo! ¡Es un trofeo, lo llevan hasta el final del desfile! – Exclamó exaltado Puchi – En cuanto se acerque distraeremos a nuestros dueños para que vayas por él.

 

Pero entonces Mokka miró hacia donde estaban los muelles, y vio algo que no era muy bueno. Había niebla y ésta se estaba tornando más y más densa.

 

- ¡Shinno, tienes que ir ya por el trofeo! – Le dijo la Shiba alarmante.

- Aún está muy lejos, hay que esperar a que se acerque – Le respondió a su hermana.

- ¡No, no lo entiendes! – Le dijo nuevamente - ¡Hay mucha niebla en el muelle! Si esperamos a que se acerque, habrá tanta que nadie podrá ver a nuestra estrella. Es más ¡Ni siquiera podrás encontrar el muelle! –

 

Shinno reflexionó y pensó nuevamente. Estaba nervioso, pero su hermana tenía razón, era ahora o nunca. No pensó más y se lanzó a correr hasta el frente, y Mokka en seguida distrajo a sus dueños.

 

El Shiba inu estaba tan ágil que nadie podía detenerlo, y en cuanto tuvo el trofeo en frente, lo tomó por una de las orejas y se dirigió a los muelles. Era algo que nadie esperaba, que no fue tan difícil lograrlo, incluso no sabía si era por la adrenalina que ni siquiera sentía el trofeo pesado.

 

Shinno volteó y se dio cuenta que su plan funcionó, pues empezaron a perseguirlo, ahora sólo debía concentrarse para no ser atrapado, al menos hasta llegar al muelle. Durante el trayecto, empezó a haber más y más niebla, lo que le impedía ver hacia dónde iba, y eso le estaba preocupando. Pero un sonido familiar empezó a guiarlo, y entre niebla veía algo con escamas del color de la arena con algunas verdes. Esto lo confundió un momento, pero decidió seguirlo, y por fin, llegó al muelle, más había tanta niebla que no podía ver si su amiga ya se encontraba ahí.

 

Shinno escuchaba cómo se iban acercando las personas. De los nervios, soltó el trofeo. “Todo saldrá bien”, escuchó y alcanzó a visualizar a su dueña a lo lejos. Volvió a escuchar al cascabel a lado de él, muy cerca, y ahora vio una cola con escamas azules esconderse entre unos escombros, y a lado de éstos, el estuche del violín de su dueño. Shinno entendió el mensaje, “gracias Blau” pensó, y moviendo su cola agarró el estuche para jalarlo y luego empezó a ladrar para que su dueña lo encontrara.

 

Cuando lo vio, el perro empezó a señalar el estuche y empujarlo con su nariz. Su dueña no entendía, y luego llegó su pareja. Se encendieron las luces adicionales que había en el muelle y entonces, la niebla comenzó a dispersarse. Sus dueños notaron algo en el agua. Era la nutria, que tenía unas conchas coloridas en sus patas y en otras partes, en su cabeza tenía una pequeña estrella de mar y en sus bracitos había algas de un color que no habían visto. Su rostro era de mucho nervio y hasta susto.

 

En cuanto Shinno la vio, éste empezó a ladrar y llorar volviendo a señalar el estuche. Entonces sus dueños lo entendieron. El chico abrió el estuche y vio su violín y las partituras, así como la letra la cual se la dio a su mujer. Ella lo tomó con nervios, y la niebla se dispersó tanto que ya todo se podía ver, tanto a la pequeña nutria de cabeza blanca, como a todo el pueblo viendo desde las orillas, como si hubiera sido un telón que divide al artista y al público.

 

Ya todo estaba despejado, las personas estaban en el muelle y pudieron ver a la nutria en el agua. Se alcanzaba a ver la luna tan grande y luminosa que parecía otro foco.

 

El chico empezó a tocar el violín. Aunque estaba nervioso, lo podía controlar bastante bien. La pequeña nutria de cabeza blanca miró a Shinno asustada, pero él sólo le sonría y movía la cola con mucha emoción. Y entonces ella se concentró y empezó a hacer su coreografía, justo al tiempo que la dueña de Shinno comenzó a cantar.

 

La canción y la coreografía iban a la par, era como si estuviera hecha para ese momento, parecía que estaba hecha por el mismísimo mar. Los colores de las conchas que llevaba puesto provocaban un efecto increíble en el agua gracias a las luces, y las algas en sus bracitos se movían con mucha gracia.

 

La pequeña nutria de cabeza blanca entraba y salía del agua haciendo siempre movimientos y piruetas increíbles. Cuando se sumergía, lograba hacer que el agua creara movimientos que lograba efectos hermosos. Al ascender, dio un salto tan grande que provocó una expresión de asombro a todos los que la veían.


Shinno, que no dejaba de mirarla, se le ocurrió ver al resto de las personas y vio que todo el pueblo no podía despegar sus ojos de ella. Hasta habían olvidado que había un trofeo qué recuperar, y eso le provocó un sentimiento de orgullo, nostalgia y mucha felicidad. Su amiga estaba cumpliendo su sueño.

 

La canción continuaba, y la mustélida, que estaba sumergida, empezó a quedarse sin ideas, y consideró repetir movimientos. Pero entonces se dio cuenta que no estaba sola. La nutria sintió más movimientos en el mar que también iban al ritmo de la melodía, pero la poca luz no la dejaba ver; y cuando todos esos movimientos se quedaron quietos, supo qué fue eso: eran sus hermanos y hermanas. Feliz, ella ascendió nuevamente y el resto de las nutrias la siguieron y una vez arriba, crearon cantidades de figuras, saltos al ritmo, piruetas en grupo, era un verdadero espectáculo.

 

La niebla volvió a crearse y nuevamente comenzó a cubrir los muelles. “Se cerrará el telón” dijo una voz. La canción estaba terminando lentamente. Y las nutrias terminaron con ella con una última figura. Y antes de que la densa niebla los cubriera por completo, la pequeña nutria de cabeza blanca alcanzó a ver que un miembro de su público fue la bailarina que ella vio en el festival pasado, y ella la vio con mucho asombro, lo que puso muy feliz a la mustélida.

 

Hubo un silencio profundo por unos segundos y entonces la gente gritó y aplaudió con mucha emoción. La niebla volvió a dispersarse y Shinno notó que las nutrias habían desaparecido.

 

A él se le ocurrió que fueron al muelle donde la conoció y en seguida corrió hacia allá. Los dueños intentaron detenerlo, pero entonces los encargados del evento los interrumpieron para que les regresaran el trofeo.

 

Cuando Shinno llegó, buscó a su amiga a la orilla del muelle y escuchó que ella iba acercándose, ahora sin algas ni conchas. Él le preguntó por ellas.

 

- Ya me las quité. – Le dijo – Me daba mucha comezón, no sé cómo los humanos se ponen tanta cosa para bailar, sin mencionar que creo que la estrella de mar me quería dejar pelona.

 

Shinno sólo rio un poco.

 

- Estuviste asombrosa. Todo el pueblo no dejaba de verte. – Le dijo el Shiba.

- ¡Verdad que sí! Y aún no puedo creer que mis hermanos se hayan unido. – Le respondió sin poder contener la emoción. – Estoy tan feliz, de verdad tan feliz. Es más, acércate. – Le pidió la mustélida.

 

Shinno se echó en el piso y acercó su cabeza al agua, y entonces la nutria lo abrazó por el cuello.

 

- Muchas gracias por creer siempre en mí. – Le dijo ella susurrando sin dejarlo de abrazar.

- Sujétate bien – Le dijo él y se levantó sacando a su amiga del mar, subiéndola al muelle. Shinno lamió su cabecita blanca. – Sabes a sal. – Le dijo

- ¿Qué es sal? – Le respondió ella, y el perro sólo se rio un poco para luego volver a abrazar a su amiga y le explicó qué era la sal.

 

Ambos empezaron a escuchar cómo llegaba el resto con ellos. Mokka y Puchi ladraban sus nombres y detrás de ellos iban sus dueños. Shinno aprovechó la oportunidad y les ladraba a sus amos para que se acercaran a la pequeña mustélida, quien estaba un poco asustada y se refugió detrás del Shiba Inu.

 

- ¿No lucrarán conmigo? – Le preguntó a su amigo.

- ¿Al menos sabes qué es eso? – Le preguntó extrañado.

- No, pero suena bien feo. – Le respondió, y Shinno se rio.

- No creo que quieran eso, y si otros intentaran hacerlo, no se los permitiremos. – Le dijo a su amiga, y ella sólo salió y se acercó a las personas.

 

Los dueños de Mokka y Shinno acariciaron la cabecita blanca de la nutria mientras la felicitaban.

 

- Estuviste increíble – Le dijeron – Gracias por inspirarnos también … - Y ella tomó con sus patitas las manos de las personas como agradecimiento.

 

Cuando la dueña de Puchi llegó, ya la mustélida se había ido.

 

- ¡Estuve viendo todo por la tele! ¡¿Dónde está la nutria?! – Preguntó agitada. Sus amigos sólo le dijeron que se había marchado. - ¡Ash! ¡No manchen! ¡Yo quería verla!

- Tal vez se presente en el próximo festival – le dijeron sus amigos, y ella sólo hizo un gesto berrinchudo de resignación.

 

Aún después del festival, los tres canes y la pequeña nutria de cabeza blanca seguían reuniéndose a la orilla del muelle. Mokka y Shinno le preguntaron si sabía cómo fue que sus hermanos decidieron participar a último momento.

 

- Me dijeron que vieron a una víbora de escamas color arena con algunas verdes – Les dijo – Ella fue quien los convenció.

- ¡Qué miedo! – Dijeron Mokka y Puchi

- ¡No! ¡Es mi amix! Ella también me convenció de participar. Se llama Grün. – Les contestó.

- ¿Es macho o es hembra? – Preguntó Mokka.

- Quien sabe – Le respondió – sólo sé que tiene una hermana…o hermano. Dice que Shinno lo conoce, se llama Blau.

- Si, es como la otra, pero con escamas azules – Les comentó.

 

Mientras conversaban, Grün y Blau estaban viendo al grupo de amigos.

 

- Otro más a nuestro historial. – Dijo Blau.

- Me pregunto cuántos llegaremos a hacer, y qué tipo de relaciones serán – Le respondió Grün.

- Ya tendremos la eternidad para descubrirlo. – Le dijo la otra serpiente.

Y las escamosas giraron, orgullosas de su otro milagro, y se fueron hasta desaparecer con el viento.

 

En tanto, los amigos seguían platicando. Comentaban lo que escuchaban en la T.V., que el milagro del festival inspiró al pueblo para abrir un acuario y estudiar más sobre la vida marina. Crearían una entrada especial por si la pequeña nutria estrella quisiera hacer otra presentación. También mencionaron que los dueños de Mokka y Shinno empezaron a subir su música a internet (palabra que la nutria tampoco conocía), incluso que la pieza que tocaron en el festival la titularon “La danza de la niebla” y que, además, les pedían que tocaran en algunos eventos pequeños. “Un solo milagro puede provocar 10,000 más” volvió a recordar Shinno las palabras de la reptil.

 

La pequeña nutria de cabeza blanca les contó:


- Saben, me dijeron que cuando nací, pasó algo muy raro. Aquí jamás había habido niebla, pero cuando estaba naciendo, hubo muchísima, así como en el día del Festival. Y lo que más asombró a mi mamá es que, de todos los miembros de mi familia, yo soy la única con la cabeza blanca. – Les dijo la mustélida.

- ¡Ah, con razón! – Dijo Puchi – Es que hasta pareció que trajiste y alejaste la niebla a tu antojo. Tal vez tienes ese super poder y no lo sabías.

- Y luego con tu nombre, más creo en esa teoría. – Dijo Mokka.

 El grupo de amigos comenzó a reírse, a suponer y a enriquecer más esa idea, después de todo, Neblina era el mejor nombre para una nutria de cabeza blanca.

 

FIN

 





martes, 20 de mayo de 2025

LA CASA EN EL ÁRBOL


Muy cerca de la sabana, había una casa donde vivía una familia. Ésta era una pareja con sus tres hijas. La menor se llama Kelly y ella y sus hermanas tenían un lugar muy especial para jugar, era su casa club que estaba arriba de un árbol no tan alto, pero con troncos muy fuertes y gruesos.
Si bien esa casa era para las tres, Kelly era la que más pasaba el tiempo en ella, ya que era su lugar favorito para jugar y pasar tiempo con su perrita Scash, una labrador color crema, que en lugar de collar, tenía un moño color rosa en su cuello 🎀.

Sin embargo y como dije, cerca de esa casa estaba una sabana, dividida entre ellos sólo por un alambre de púas y un letrero que decía "Prohibido cazar". En ese lugar habitaban muchos animales salvajes: guepardos, leopardos, coyotes, hienas, pumas, zorros y leones. Los guepardos, leopardos, pumas y leones convivían en armonía, pero no toleraban a los coyotes, zorros y hienas; felinos y caninos por separado, como se supone debe de ser.

Todos los días, los cachorros de los felinos se juntaban para jugar, se ponían retos entre si, y el más valiente de ellos era Simba, un cachorro de león. Un día, una cachorra de guepardo retó a Simba a enfrentar lo que ellos consideraban lo más peligroso que se podría hacer: cruzar el alambrado, visitar "La casa en el árbol" y sacar la comida y tesoros que habitan en ella, sin que la bestia guardiana pueda atraparlo.

-Dicen que "La Bestia" es un cánido- dijo la pequeña guepardo con voz misteriosa- Uno nunca antes visto, pues no es coyote, ni hiena, ni zorro, ya que incluso ellos han intentado infiltrarse y La Bestia los ha ahuyentado e incluso a algunos los ha malherido.
-Otros dicen que es enorme y agresivo, que puede acabar con hasta cinco leones adultos- A completó un cachorro de puma mientras temblaba levemente. 
-¿Y creen que en serio me enfrentaré a eso?- Comentó Simba- No soy tonto como para ir solo.
Entonces el cachorro de leopardo dijo
-Muy bien, te reto a que te escabullas lo más que puedas y que saques una sola cosa de La Casa del Árbol, sin que La Bestia te vea. No lo enfrentes, sólo toma algo y huye.

Simba estaba dudoso pero aceptó. Sólo era escabullirse ¿no?, fácil para él.

Llegaron al alambrado y Simba lo cruzó con algo de temor, pero sin problema, mientras los demás cachorros lo esperaban en el lugar seguro, atrás del alambrado.

Todavía cruzando, Simba corrió un poco más y desapareció de la vista de sus amigos, hasta que llegó a unos arbustos, que aunque no estaban tan cerca de la casa, tenían una distancia lo suficientemente buena para observar todo desde lejos. Simba presenció cómo habían unas niñas corriendo, subían y bajaban de la casa en el árbol, fue entonces cuando de repente, detrás del árbol, salió la supuesta bestia, era Scash. Había algo que era cierto, ella era un cánido, pero no se veía tan grande como un coyote, a lo mucho tal vez podría luchar con algún zorro, pero éste usa más la astucia que la fuerza.

Sin embargo, si había algo que llamaba su atención y era la forma en la que convivía con "las pequeñas personas". La perrita se veía enérgica, pero para nada intimidante, entonces ¿por qué los rumores?

Simba quedó admirado de tal escena que no se dio cuenta que ya había pasado mucho tiempo. Fue hasta que dos "personas grandes" llamaron a las "pequeñas personas" que notó que ya casi atardecía. Ellos se fueron y la única que se quedó ahí fue la perrita, dándole la espalda, mientras observaba cómo se alejaban despidiéndose de ella. 

Entonces Simba salió de los arbustos, parecía haber olvidado su misión, e incluso que la que estaba ahí era un can y además era "La Bestia". Todavía no decía una palabra cuando la perrita se volteó violentamente y en seguida se puso en posición de ataque, mientras mostraba los colmillos y gruñía sin parar como si en cualquier momento fuera a atacar. Simba se congeló y no avanzó más, vio en sus ojos cómo parecían echar fuego, sabía que sí era capaz de atacarlo si daba un paso más.

-¿Qué haces aquí?- Preguntó la perrita amenazante- ¿Qué es lo que quieres? No hay nada para ti en esta casa ¡Vete ya!
-No, yo sólo quería algo de comer- Dijo Simba con la voz entrecortada del shock.
-¡Aquí no hay comida, fuera!- Y la perrita se lanzó corriendo hacia él sin dudar, causando que Simba saliera despavorido de entre los arbustos, tal por donde vino.

Llegando al alambrado, Simba se encontró con sus amigos que lo esperaban preocupados. Ellos le preguntaron cómo era "La Bestia", y ahí fue cuando todos los rumores tuvieron sentido. Todas esas mentiras eran por lo vergonzoso que era decir que un can más pequeño que un coyote fue capaz de ahuyentar a muchos de ellos, pero que aún así lo realmente peligroso desde su perspectiva eran las personas, y por lo cual no iban a enfrentarla otra vez. 

-Sólo diré que en efecto, es una bestia peligrosa...- Dijo Simba con la esperanza de que ya no le pregunten más.

Esa noche, simba no pudo dormir, no podía dejar de pensar en esa perrita, pero no porque lo haya asustado, sino por su comportamiento tan extremo con las persona y con él, simplemente no podía entenderlo. 

Fue tanta su curiosidad que en cuanto pudo nuevamente fue a la casa en el árbol, pero esta vez no tenía miedo, sólo curiosidad. Nuevamente se quedó escondido entre los arbustos, observando a la perrita cómo jugaba tan alegre con esas personas, pero en especial con la más pequeña de todas. No sabía de nadie que haya ido a La Casa del Árbol más de una vez, por eso quería ver si nuevamente se presentaba ante ella, volvería a tener al actitud del día anterior. 

En cuanto las personas se fueron, nuevamente salió de entre los arbustos, y la perrita volvió a ponerse en posición de ataque en cuanto escuchó a Simba salir.

-¿Otra vez tú?- Dijo ella agresiva- Ya te dije que no hay nada para ti ¡Largo!

Y justo antes de volverse a lanzar, Simba se hizo hacia atrás y se puso en posición sumisa. La perrita se frenó, era la primera vez que veía a un animal sumirse, más a un felino.

-¿Qué es lo que quieres?- Preguntó ella sin dejar de estar alerta y firme.
-Nada en realidad- Respondió Simba.
-Entonces vete, no tienes nada qué hacer aquí- Respondió la perrita, manteniendo la firmeza, pero hablando más suave.
-Sólo quiero entender algo, algo que no me deja dormir- Dijo Simba, manteniendo su posición para que ella no se altere nuevamente.
-Pregunta y vete- Dijo ella.
-Bueno, primero dime ¿Cómo te llamas?
-Scash- Le respondió- ¿Qué más quieres saber?

Simba empezó a cambiar su posición de manera lenta y tranquila. Scash se mantenía alerta y observando.

-¿Por qué te comportas así conmigo? No te he hecho nada malo- Preguntó Simba.
-Porque los del alambrado sólo saquean, invaden y no respetan. Sólo destruyen cuando no hay nada para ellos- Respondió Scash.
-Yo sólo quiero comida- Dijo Simba.
-¿No hay comida en la sabana o qué?
-Si lo hay pero, no sé, creí que habría algo diferente.
-No hay nada- Respondió Scash- Ahora vete, es la última vez que te lo digo- Scash otra vez se puso en posición de ataque pero esta vez no gruñía, sólo estaba atenta a cualquier movimiento. Simba sonrió, se hizo para atrás, dio la vuelta despacio y se fue.

Esa noche, mientras dormía, escuchó una voz leve pero clara : Ella no pidió que no vuelvas.

Al día siguiente, Simba volvió a ir a La Casa en el Árbol y nuevamente se escondió en los arbustos, mientras admiraba cómo Scash jugaba con "las pequeñas personas". Cuando éstas se fueron, Scash mencionó en voz alta:

-¿No te dije que no volvieras?
-En realidad no, no lo dijiste.- Respondió Simba, tranquilo y manteniendo la distancia, sólo mientras salía de los arbustos.
-¿Por qué volviste?- Preguntó Scash, esta vez un poco más relajada.
-Aún quiero entender por qué te llevas bien con las personas.-
-¿Qué es lo que te cuesta entender?- Preguntó nuevamente ella.
-Hasta donde sé, ellos son lo más peligroso que existe. Recuerdo alguna ocasión, cuando era más pequeño, vi junto con mi manada que llegaron unas bestias muy extrañas de metal. No parecía estar vivas, pero se movían tan rápido como los mismos guepardos. De su interior salían unas criaturas como las personas con las que convives, pero ellos llevaban unos trajes muy diferentes, y unos objetos de metal que también rugían, pero lanzaban algo que hacía que otros animales se desmayaran y se los llevaran. La verdad no creo que lo hagan para alimentarse, al menos no por la cantidad que llevaban. Siempre creí que ellos eran peligrosos, pero luego cuando te vi jugando con ellos, tan a gusto como yo con mis amigos, me pareció realmente extraño.

Scash se quedó sorprendida por ese relato, ella nunca hubiera imaginado que las personas hicieran cosas como esa.

-Mis personas no harían nunca algo así- Respondió la perrita- Suena a algo horripilante.

Por primera vez, Scash bajó totalmente la guardia, lo que alegró a Simba y lo hizo sonreír inevitablemente. Él sólo se limitó a acostarse en el pasto y continuó conversando con ella de diferentes temas. Scash percibió algo distinto en Simba, realmente no estaba interesado en la casita de Kelly, y continuó la conversación con él.

Desde ese día, Simba iba diario a visitar a Scash, y ella ya no lo recibía con la agresividad con la que lo conoció. Poco a poco, Scash y Simba se volvían más unidos, jugaban juntos, conversaban sin parar y en ocasiones se hacían bromas, claro, siempre y cuando las personas no estuvieran.



Un día, cuando Simba regresaba de visitar a Scash, los otros cachorros de felino lo detuvieron para preguntar muy curiosos del porqué de su ausencia en los últimos días, y dónde se encontraba.

-¿Apoco eres amigo del cánido?- Preguntó la cachorro de guepardo- No sabía que ya te gustaban los perros.
-¿De qué hablas?- Preguntó Simba un poco molesto e incómodo- He estado yendo para vigilarla, acercarme y convencerla de que nos de la comida, es una estrategia.- Terminó Simba.
-Entonces ¿lograrás hacer que nos de la comida a cualquiera de nosotros?- Dijo el cachorro de leopardo.
-Si es que lo hubiera, yo les avisaré, pero no se acerquen  por ahora.- Exclamó Simba, un poco nervioso.
-Ok, pero la verdad es que parece que te gusta pasar el día más con ella que con nosotros- Dijo el pequeño puma, extrañado.
-Te estás confundiendo- Dijo Simba, mientras se alejaba de ellos apresuradamente.

Hubo un momento de ese día que Simba se quedó solo en la sabana, como si algo no quisiese que se interrumpiera lo que pasaría en seguida. Simba escuchó un cascabel; no había duda, era una serpiente. El pequeño león se puso en posición de defensa y fue cuando visualizó a la nueva compañera que estaba ya en frente de él. Era una serpiente del color del prado, pero en la parte superior estaba llena de escamas verde esmeralda.

-Así que estás confundido- Le dijo la reptil a Simba
-¿Quién eres?- Le preguntó el león.
-Digamos que soy un guía...- Le contestó- … Y estoy para aclarar esas dudas en tu cabeza, sobre tus sentimientos.
-¿Dudas?¿Sentimientos? No te entiendo- Respondió confundido Simba.
-Por favor ¿de verdad vas a negar que has disfrutado igual o más pasar tiempo con esa perrita que con tus amigos?- Le dijo la serpiente, haciendo dudar al pequeño cachorro - La verdad es que no debiste mentirles.- Continuó- Ella será muy ruda, firme y fuerte, pero sigue siento un perro y tus amigos...le podrían hacer algo, sabes- Comentó.
-Ellos no serían capaces de ir, saben que hay personas y no se atreverían a hacerle algo. - Dijo Simba, un poco molesto por el comentario, pero seguro de lo que decía.
-Muy bien, todo estará bien entonces ¿cierto? Aunque para qué negar que si eres amigo de la perrita. - Dijo la serpiente mientras lentamente se giraba para irse.
-¡Espera!- Dijo Simba- ¿Cuál es tu nombre?

La serpiente con escamas esmeralda se detuvo, sólo volteó su cabeza hacia el cachorro y dijo su nombre: Grün, para después desaparecer en los pastizales que combinaban con el resto de su piel.


Esa noche, Simba estaba muy intranquilo, algo no andaba bien, no dejaba de soñar con la serpiente y todo lo que le dijo, y una gota de agua lo despertó repentinamente, empezó a llover. Simba se levantó y se dirigió a la casa en el árbol donde estaba Scash, tenía un mal presentimiento.

Cuando cruzó los arbustos, vio a Scash sentada dándole la espalda, encorvada. Simba dijo su nombre suavemente y en ese momento Scash se volteó violentamente hacia él, poniéndose en posición de ataque, tal cual como cuando lo conoció, pero esta vez mucho más furiosa. Simba se sorprendió, pero se impactó aún más cuando la vio con muchas heridas en su cuerpo. Estaba mal, pero aún así estaba dispuesta a luchar.

-¡¿Cómo te atreves a venir?!- Le gritaba Scash- ¡Confié en ti! ¡Creí que no te interesaba la casa de Kelly! ¡Que sólo querías entender lo de las personas! ¡Pensé que eras mi amigo, Simba!
-No, no sé de qué hablas, en verdad- Exclamó el león completamente confundido e incluso alterado.

Scash se abalanzó contra él, alcanzando a morder una pata de Simba, él sólo retrocedió.

-¡¿Ah no?! ¡¿No acabas de mandar a tus tres amiguitos: el puma, el leopardo y la guepardo para sacar de la casa la supuesta comida?! ¡Me usaste Simba!
-Y si viste que eran demasiados ¿Por qué no les diste lo que querían? ¿Por qué te enfrentaste a los tres tú sola?- Le dijo Simba exaltado
- ¡Ya te dije que no hay nada de eso aquí!- Le contestó Scash - ¿Sabes por qué no me voy con las personas cuando se van? No es porque ellos no quieran, Kelly siempre me pide que me vaya con ella, y antes lo hacía. Pero un día, cuando regresamos, la casa estaba destruida, el santuario de mi Kelly, y eso la lastimó mucho esa vez. Todo por comida ¿Cómo va a haber comida aquí? Esta casita es para jugar, para llorar, para refugiarse, no para comer, para eso está su otro hogar. Y desde entonces decidí proteger siempre el espacio sagrado de mi Kelly, por eso me quedo. Pero tus amigos llegaron a buscar lo que no existe, mencionaron tu nombre y les dije que no había nada y que se fueran. Aún así intentaron infiltrarse y no se los permití. Dolió cada golpe pero no se llevaron ni destruyeron nada...y aún tengo fuerza para enfrentarme a otro, al rey de las bestias.-

Y después de decir esto, Scash se lanzó sobre Simba mordiéndolo en el lomo. Éste sólo hizo un sonido de dolor, se dio la vuelta y se fue corriendo hacia el alambrado y Scash lo persiguió hasta que él cruzó. Ella le gritó una última cosa:

-¡Aquí fue donde mi olfato me trajo ese día, por eso sé que fueron de los tuyos!- Y después, Scash malherida, se giró para irse a la casa del árbol.

Pasó un rato, aún era de noche, pero ya había cesado la lluvia. Scash, que estaba acostada sobre el pasto mojado, de repente escuchó un cascabel. "Lo que me faltaba, ahora viene una serpiente" pensó ella, y empezó a levantarse con mucha dificultad.

-Eso debe doler- Dijo la serpiente, que sin ningún temor estaba a poca distancia de Scash. -Pero admito que ver cómo te enfrentaste y ahuyentaste a esos tres gatos, fue emocionante y admirable.

Scash no tardó mucho en encontrar a la serpiente. De repente el entorno cambió por completo, hace unos minutos había llovido muy fuerte y ahora el cielo estaba totalmente despejado, mostrando la luna llena que brillaba tan fuerte como un farol, lo cual ayudó a Scash a ver a la criatura. Era una serpiente del color del prado, pero las escamas que tenía arriba eran azules, como si fueran echas de zafiro, y había un silencio muy profundo.

-¿Quién eres tú?- Preguntó la perrita, tratando de ponerse de pie con mucha dificultad.
-Digamos que soy un guía...- Le contestó- … Y estoy para aclarar los malos entendidos.
-¿De qué hablas? ¿Cuáles malos entendidos?
-Oh pequeñita. En este momento no estás en condiciones, por lo que esas aclaraciones deben esperar. Pero en este momento, quiero ayudarte con algo que necesitas más. - Dijo la serpiente, y después descubrió una parte de su cuerpo que escondía unas bayas medicinales. - Come dos diario y déjate consentir por los humanos. Después aclararemos todo. - La serpiente giró despacio para marcharse.
-¿Me puedes decir tu nombre?- Insistió Scash. La serpiente se detuvo y sólo giró su cabeza para decir su nombre: Blau, y despúes desapareció mientras avanzaba a la oscuridad.



Duante los siguientes días Scash no volvió a ver a ningún intruso, ni siquiera a Simba. Era extraño para ella, creía que los animales del alambrado irían durante el tiempo que ella estuviera herida, pero ni un alma, ni siquiera la serpiente de escamas azules, pero cuyas bayas que dejó realmente la ayudaron, sin contar los cuidados de parte de sus personas, sobre todo de Kelly, que no dejaba de mimarla. Ella seguía sin dejar de cuidar la casita en el árbol, aunque empezaba a notar que a Kelly le importaba más ella.

Un día, mientras Scash descansaba y estaba a punto de meterse el sol, escuchó un sonido conocido, era un cascabel.

-Hola Blau- Dijo Scash con tono suave y relajado.
-Veo que las bayas te ayudaron bastante- dijo la reptil- A él también le ayudan mucho.
-¿A quién?- Preguntó Scash confundida
- Simba- Dijo Blau.
-¿Por qué Simba estaría comiendo bayas como esta?
-¿De verdad no sabes?- Dijo la serpiente- ¿Tú crees que en serio nadie ha intentado venir a "saquear" la casa en el árbol cuanto se supo lo de los tres gatos y tú?- Scash estaba sorprendida. A ella también se le hacía bastante extraño, incluso curada, ya ningún animal intentaba entrar. -¿Tú quién crees que se encargó de que nadie te molestara? Y créeme, ya nadie intentará molestarte, él ya lo dejó muy claro.- Dijo Blau.
-¿Simba? Pero é fue el que mandó a los otros tres ¿no?- Preguntó Scash.
-Oh cachorrita, el único pecado que cometió ese leoncito fue enamorarse de ti y avergonzarse de ese sentimiento cuando sus amigos lo interrogaron.- Dijo la serpiente.- Y supongo que es correspondido ¿cierto?- Scash se sonrojó
-Para nada- dijo ella- ¿No viste que lo mordí? No importa ahora, no creo volverlo a ver después de eso.- Respondió un poco triste.
-Si es verdad que lo mordiste, pero no tan fuerte, la verdad si pudiste lastimarlo más, y mira que sí tenías ganas- Dijo con un tono un poco burlón la reptil, rompiendo la tensión del momento.-Y sobre lo otro, todo puede suceder.- Dijo Blau mientras se alejaba hasta desaparecer sus escamas azules.

-----------*******------------------************------------***********-----------*************-------------**********-----

Simba estaba acostado a la orilla del alambrado. Ya tenía demasiado que algún otro del alambrado intentara ir a La Casa del Árbol, pero no dejaría de estar al pendiente.

-Creo que ya lograste tu objetivo- Dijo una voz conocida.- Bueno, al menos uno de ellos.

Simba se dirigió hacia donde escuchaba la voz. No era alguien nuevo, ya lo había visto, era la serpiente con escamas color verde.

-Tenías razón- Dijo Simba- Si hubiera sido sincero, no hubieran ido con Scash ese día.
-Bueno, pero ahora que ya lograste ser sincero contigo mismo ¿No crees que debas ser sincero con ella?- Le dijo Grün a Simba.
-Ella no quiere ni verme, y dudo que sea diferente ahora, no la culpo.- Exclamó Simba triste.
-La convenciste una vez para escucharte, creo que podrías volver a hacerlo.-

Las palabras de la serpiente motivaron a Simba. No perdió más el tiempo y se adentró nuevamente hacia la casa del árbol.

Simba cruzó los arbustos sin pensarlo, miró alrededor y no vio señal de Scash. Pero tampoco había notado algo más, justo en frente de él estaban "las personas". La pequeña Kelly se fue corriendo con sus padres, y el padre de ella, al momento de ver al pequeño león, decidió ir por un arma con dardos, creyendo que seguro fue Simba quien lastimó a su pequeña Scash.

Se empezó a hacer un escándalo cuando el papá de Kelly mostró el arma y empezó a acercarse a Simba, lo que lo hizo recordar el incidente que le contó alguna vez a Scash. Simba no quería atacarlos, sabía que sólo querían proteger a sus hijas e incluso a Scash. Cuando el papá de Kelly apuntó a Simba, éste estaba a punto de salir corriendo, pero repentinamente apareció Scash interponiéndose entre su dueño y el león, en posición de defensa, pero hacia el hombre. Este gesto hizo que el padre bajara el arma de inmediato, y ella bajó la guardia. Simba estaba sorprendido y un poco confundido. Scash se dirigió hacia él y lamió suavemente su mejilla.

-Lo siento- Le dijo ella, y después hizo una seña para que se acerque con las personas, las cuales sorprendidas y emocionadas, aceptaron a Simba.

-----------*******------------------************------------***********-----------*************-------------**********-----

Algunos días después de su reconciliación, Simba llevó a sus amigos con Scash. Ellos aún creían extraño que un felino y un canino se llevaran bien, pero respetaron los sentimientos de su amigo. Scash les permitió entrar a la casa del árbol para ver los supuestos tesoros, pero se dieron cuenta que en efecto, no había nada de su interés, ni siquiera había espacio para guardar comida. Ver eso los hizo sentirse muy apenados y en seguida se disculparon con la perrita.

-Si rompen algo, se las verán conmigo- Dijo Scash bromeando.
-Nos queda clarísimo- Dijo la guepardo.
-La verdad es que para ser una perrita, eres demasiado fuerte- Dijo el puma.
-Y agradable- Dijo el leopardo también con tono de broma.

Desde entonces, tanto Scash como los felinos, caninos y personas empezaron a llevarse bien.




-----------*******------------------************------------***********-----------*************-------------**********-----

Simba estaba acostado a lado de Scash mientras veían el atardecer, león y perro acurrucados en el pasto.

-Te quiero Scash- Dijo Simba al oído de ella.
- Y yo a tí, Simba- contestó ella.




Y a lo lejos, dos seres estaban viendo esa escena: un par de serpientes del color del prado, una con algunas escamas verdes y otra con algunas azules.

-Lo logramos Blau- Dijo la serpiente verde
-Pero aún faltan más Grün- Le respondió la azul- Sólo así podremos entrar al paraíso.
-Si podemos- Respondió Grün- Logramos lo imposible, ahora todo será posible.
-Tienes razón- Contestó Blau.

Y ambas serpientes se giraron para desaparecer en el prado junto con el viento.

FIN