LA PEQUEÑA NUTRIA DE CABEZA BLANCA
Había una vez, en algún país de la tierra, vivía una familia
en un pueblo pequeño cerca de un puerto. La familia consistía de una pareja que
tenía dos perros Shiba Inu llamados Mokka y Shinno. Ambos eran hermanos, pero
eran muy diferentes, incluso físicamente, ya que Mokka, la hembra, era una
perrita color café clarito, tirando un poco a rubio, como un café mocha; y
Shinno era un perro negro con café.
Mokka era muy enérgica, les gustaba las aventuras, salir a
pasear y jugar horas con su mejor amigo y vecino Puchi, un perrito cruza de
labrador color crema y que conocía a los hermanos desde muy cachorro, ya que
los tres crecieron juntos, porque su dueña también es amiga de los amos de
Mokka y Shinno
Pero Shinno eran muy distinto. Él disfrutaba de la
tranquilidad y la calidez de su hogar. Le gustaba escuchar a sus dueños leer y
también le encantaba cuando tocaban el piano y el violín, creando piezas
musicales nuevas, pero que nunca salían de esa habitación. También jugaba con
su hermana y con Puchi, pero de preferencia juegos como las luchas, ya que no
le gustaba mucho correr.
Todos los días, los dueños Mokka y Shinno, sacaban a
pasearlos junto a los muelles y siempre los acompañaba su amiga y vecina junto
con su perro Puchi. Ésta era la actividad favorita de Mokka, ya que siempre, al
final de cada paseo y antes de volver a casa, sus dueños los llevaban a un
muelle amplio y los soltaban para jugar por un buen rato.
Pero para Shinno, esta sólo era una actividad más. Mientras
Puchi y su hermana jugaban, él se quedaba a lado de sus dueños acostado,
disfrutando de los sonidos del mar.
En una ocasión, mientras estaban en el muelle, un
desconocido se acercó a los dueños de los perros para entregarles un volante: era
del festival anual del pueblo, que se llevaría a cabo de unos días. Emocionados, los tres decidieron llevar a sus
bendiciones este año, ya que el pasado apenas eran unas crías y no podían
llevarlos ni dejarlos solos.
Mokka alcanzó a escuchar esta conversación y se emocionó
porque el evento se escuchaba divertido. A Puchi también le pareció
interesante, pero a Shinno se le hizo una idea un poco fastidiosa.
- ¿Escucharon? - dijo Mokka emocionada - ¡Habrá un festival!
No sé qué es eso, pero se oye genial.
- Yo creo que sí será muy divertido, pues hasta a mi dueña
le encantó la noticia- dijo Puchi.
- Seguro les gustará, hay mucha gente, ruido y muchos juegos,
cosas que a ustedes les fascina- dijo Shinno sin emoción alguna.
- ¿Como sabes? - Le preguntaron los dos perros.
- Lo vi en la televisión. Honestamente no creo que sea para
mí, ojalá nuestros dueños recuerden que no soy muy fan de salir y me dejen
quedarme- dijo Shinno con un tono de fastidio.
- ¡Oh vamos! - dijo Puchi- es algo nuevo, deberías
intentarlo ¿qué tal y te gusta lo que ves?
- Lo dudo mucho. Con trabajo tolero venir y eso porque sé
que debo moverme y hacer algo de ejercicio- exclamó Shinno
-Olvídalo Puchi, no lo harás cambiar de opinión. Shinno no
es de los que les gusta salir de su zona de confort. Cuando lo hace, es más por
a fuerza que por ganas…- dijo Mokka tratando de justificar a su hermano- …Sin
embargo, sí creo que deberías verlo, aunque sea en televisión, seguro lo
pasarán e igual y si te gusta lo que ves- insistió con Shinno.
-Okey, está bien. - dijo Shinno entre suspiros. Y entonces
sus dueños los llamaron para regresar a casa.
Pasaron los días y llegó el día del festival. Mokka y Puchi
ya estaban listos para salir, pero Shinno se rehusaba a moverse. Sus dueños que
ya conocían su personalidad pasiva decidieron no insistir demasiado, y dejaron
que Shinno se quedara en casa, pero antes de irse, éste les hizo una seña de
que le encendieran la televisión, y así fue.
Momentos después, Shinno se dispuso a buscar el canal con
sus patitas en donde pasarían el festival, y cuando lo encontró, se quedó
viéndolo. No se había equivocado, en efecto, había mucho ruido, todo el pueblo
fue y mostraban los concursos y los juegos, no hubo nada nuevo.
Pasó un rato y entonces empezó un espectáculo donde había
personas moviéndose de manera graciosa al ritmo de la música, lo que le pareció
divertido a Shinno, y cuando terminó, empezó otro dónde había una sola mujer en
el escenario. Su vestimenta era completamente diferente a los anteriores, pues
tenía muchos adornos y velos. Cuando empezó a bailar, Shinno se quedó impactado
porque el ritmo era muy distinto, la música no era tan rápida ni escandalosa y
los movimientos de la mujer eran delicados, lo que hacía que su ropa se moviera
de manera impresionante. Eso sí era nuevo para él, y también le pareció algo
hermoso.
Cuando llegaron los dueños, encontraron a Shinno dormido y
lo llevaron a su cama para después apagar la televisión.
Al día siguiente, los tres perritos fueron a su paseo
rutinario y platicaban lo divertido que les pareció el festival.
- ¿Si viste el festival en la tele? - le preguntó Puchi a Shinno.
- Sí…- le contestó.
- ¿Qué te pareció? ¿Te gustó? ¿Verdad que fue asombroso? -
le decía Mokka.
- Fue interesante- le respondió a su hermana.
- ¿Cómo? ¿Sólo eso? - preguntó Mokka decepcionada.
- Perdón, ya sabes que no me gusta el escándalo…- le dijo Shinno-
…pero admito que hubo cosas que me gustaron bastante.
- Bueno, creo que interesante es mejor que nada- le
respondió Puchi. Y los tres continuaron hablando del festival.
Cuando estaban en el muelle, Shinno, como siempre, se quedó
acostado a lado de sus dueños mientras Mokka y Puchi jugaban. Se le ocurrió
admirar alrededor, y atrás de ellos, a lo lejos, vio que había otro muelle, un
poco más grande incluso, pero lo que llamó su atención es que no muy lejos de
ese muele, vio a una criatura moviéndose de forma graciosa en el agua. Shinno
no alcanzaba a distinguir qué era eso, pero no dejaba de ver cómo se movía,
hasta que sus dueños lo llamaron para irse.
Al día siguiente, volvieron a ir al muelle de siempre, y
entonces, después de un rato ahí, recordó lo que vio el día anterior y dirigió
su mirada nuevamente a donde estaba eso, y otra vez vio a esa criatura,
haciendo esos movimientos, hasta que sus dueños lo llamaban.
Pasaban días y Shinno siempre veía eso hasta donde se
encontraba el otro muelle, empezó a darse cuenta que los movimientos eran
repetitivos y también armoniosos. “¿Está bailando?” se le ocurrió, y su
curiosidad fue tanta que, en el siguiente paseo, antes de llegar a muelle de
siempre, Shinno empezó a jalar la correa, tratando de guiar a su dueño hasta el
otro muelle, que quedaba un poco más lejos.
Esto le pareció muy extraño a todos, tanto a los dueños,
como a Mokka y Puchi, pero le hicieron caso, y se asombraron al ver que el otro
muelle era más grande y menos concurrido.
Mokka y Puchi se emocionaron tanto, que no querían aguantar
más para empezar a jugar; y sus dueños los soltaron y ellos empezaron a
corretearse. Shinno empezó a buscar con la mirada a la criatura, pero entonces
Puchi se le acercó:
- ¡Qué buen lugar encontraste! - le dijo emocionado.
- ¿Cómo fue que lo descubriste, hermanito? - Le preguntó
Mokka.
- Lo vi la otra vez en el otro muelle, y me pareció muy
tranquilo- Respondió Shinno, un poco distraído.
- ¿No quieres jugar un rato con nosotros? – Volvió a
preguntarle a Shinno. Éste sólo movió su cabeza en negación.
- No gracias, la verdad quisiera explorar un poco.
Los dos perros se quedaron un poco sorprendidos de la
actitud de Shinno, no era algo común en él, pero sintieron que si preguntaban
más le quitarían la intención.
Entonces Shinno empezó a alejarse un poco de resto, y
alcanzó a ver que la criatura estaba ahí, “bailando”.
Cuando llegó a la orilla del muelle, pudo ver qué era ese
ser: una nutria marina, cuyo cuerpo era color café, pero el pelaje de su cabeza
era blanco.
Cuando la pequeña nutria de cabeza blanca vio a Shinno,
sonrió y lo saludó para acercarse al muelle poco a poco.
- Por fin, mi fan número uno se atrevió a acercarse- Dijo la
nutria.
- ¿Cómo dices? - le preguntó Shinno confundido
- ¡Si! Eres mi fan número uno, eres el único fan de hecho,
pero por la prioridad, te doy el título de mi fan número uno, tanto literal
como en el otro sentido- Respondió ella.
- ¿Eres una nutria? - Preguntó él
-Si – Respondió ella extrañada, sacando sus patitas del agua
ante tan ilógica pregunta.
- ¿Una nutria marina? - Volvió a preguntar.
-Yo creo- Respondió ella.
-Es que hay nutrias marinas y de río ¿De qué eres?
-Pues estoy en el mar… ¿Qué es un río? -Preguntó ahora ella.
Entonces Shinno se dio cuenta que parecía que estaba
haciendo preguntas sin sentido. Se tranquilizó un poco, pero siguió haciéndole
preguntas a la pequeña mustélida.
- ¿Tienes familia? - Preguntó nuevamente Shinno, ignorando
sin intención la pregunta de ella.
-Si, vivimos en el manglar de allá- Comentó ella.
- ¿Y todos tienen, ya sabes, su cabeza blanca y cuerpo café?
- Preguntó muy curioso.
-Pues no, soy la única, todos los demás tienen su cuerpo
normal café y su cabeza…pues…normal, supongo.
Shinno sintió que ofendió a la pequeña nutria y decidió no
hacer más preguntas personales, mas no a dejar de hacer preguntas.
- ¿Y por qué dices que soy tu fan número uno? – Volvió a
preguntar.
-Ay no me digas que no sabes- Dijo ella mientras tímidamente
giraba su cuerpo dándole la espalda y mientras escondía su carita con sus
patas, que, a pesar del denso pelaje, su cabecita blanca se estaba
enrojeciendo.
-No, en serio, no entiendo por qué lo dices- Le dijo él. La
pequeña nutria giró nuevamente hacia él.
-Porque desde hace días me veías desde el otro muelle,
mientras practicaba- Le respondió ella un poco apenada.
Eso último le quedó sonando en su cabeza a Shinno, “mientras
practicaba”. Pero entonces, ella le preguntó:
- ¿Cómo te llamas, ser terrestre?
-Amm, me llamo Shinno- Le dijo él.
- ¡Gusto en conocerte Chippo! - Le dijo ella.
- No- La interrumpió – Shinno.
- ¿Y tú cómo te llamas? – Le preguntó ahora él.
- Me llamo… - Entonces los dueños de Shinno empezaron a
llamarlo para irse a casa. Shinno se despidió rápidamente para luego girarse e
irse. La nutria de cabeza blanca le preguntó una última cosa en un grito:
- ¡Oye! ¡¿entonces qué es un río?! –
- ¡No sé! – Le contestó él - ¡Te investigo y te cuento! – Y
se alejó corriendo.
La nutria de cabeza blanca, al ver que ya casi anochecía,
optó por también alejarse del muelle para ir al manglar donde estaba su hogar.
La pequeña nutria de cabeza blanca estaba dando vueltas
sobre su eje, con sus ojos cerrados y sus patitas levantadas.
- Holis, holis- Dijo ella sin dejar de girar.
- ¿Qué haces? Le preguntó Shinno extrañado.
La nutria se detuvo, hizo otro movimiento con su cuerpo y
giró hacia Shinno.
-Estaba practicando- le dijo ella.
- ¿Para qué? – volvió a preguntar el Shiba Inu
-Algún día el mundo me verá, así como vieron a esa mujer.
Shinno seguía confundido. Entonces mientras se echaba en el
piso, le preguntó a qué se refería. La pequeña nutria le explicó.
- Hace unos días estaba jugando con mis hermanos y hermanas
un poco alejados del manglar. Entonces, accidentalmente me perdí y llegué al
otro muelle, de donde tú venías ¡Y vi algo increíble! – dijo ella emocionada y
continuó – Ya era de noche, pero había mucho ruido y muchas luces, y vi a
muchos de esos como con los que vienes…
- ¿Personas? – Le decía Shinno
- Ándale, eso- continuó ella- Pero se movían de forma
chistosa y unos llevaban puesto unas cosas encima, así bien exótico, y se
movían con el ruido que había.
Shinno rio un poco ante la descripción de la mustélida.
Entonces ella le dijo:
-De repente, al final de todo ese caos, vi a la mujer que
tenía otras cosas diferentes a los otros. El sonido era tan suave, y ella se
movía al ritmo de ello. Y eso que llevaba puesto se veía increíble cómo se
movía, era como si volara en la tierra. Nunca había visto algo tan bonito.
Entonces Shinno entendió lo que ella vio, fue exactamente lo
mismo que él cuando vio el festival en la televisión, y lo mismo que lo
maravilló a él, lo maravilló también a ella.
Shinno le explicó a la nutria de cabeza blanca qué fue todo
eso que vio: el festival, la música, las personas, el baile, los atuendos y la
danza. Le habló de lo que era un público, un escenario, una presentación, y de
paso la definición de un río.
- ¡Yo quiero hacer eso! – Gritó enérgica la nutria - ¡Quiero
hacer una presión!
- Presentación- corrigió él.
- ¡Si, si, eso! ¡Quiero hacer una presentación en eso
llamado festival! – Exclamó ella emocionada, pero entonces, su carita de
emoción empezó a cambiar a decepción- Pero creo que eso sólo se hace una vez en
la vida ¿no?
- En realidad se hace cada año ese festival- le comentó
- ¡¿En serio?! ¡Nunca lo había visto! – Dijo ella asombrada.
- ¿No? Pero ya habías salido antes lejos del manglar
¿cierto?
- No- Dijo ella sin dejar de mirar a Shinno con asombro.
Éste empezó a reírse inevitablemente, y ver en los ojos de
su nueva amiga esa motivación y esa emoción, no pudo evitar enternecerse. Fue
entonces que él también empezó a sentir algo nuevo. Era como fuego en su
sangre. La emoción en los ojos de la nutria lo inspiró tanto, que quiso con
todo su ser ayudarla. De un golpe, se levantó emocionado y le dijo.
- ¡No se diga más! – Dijo él - ¡Estarás en ese festival y
todo el pueblo lo verá!
- ¡¿De veras Chicco?! –
- Shinno- Repitió él, luego afirmó.
- ¡Si! ¡Ambos lograremos que tenga una presión!
-Presentación.
- ¡Eso! – Dijo la nutria de cabeza blanca
Entonces los dueños de Shinno empezaron a llamarlo para
regresar a casa.
- Sigue practicando, y hay que ver más ideas- Y después de
decir esto, se fue corriendo con sus dueños.
La nutria de cabeza blanca se despidió y volvió a hacer los
movimientos que hacía antes de ser interrumpida.
Cuando llegó a su casa, la emoción se empezó a convertir en
preocupación ¿Cómo iba a cumplir esa promesa? ¿Cómo se baila en el agua?
Mokka, que estaba cerca, vio a su hermano con esa expresión
y sin dudarlo le preguntó cuál era el problema. Shinno no sabía si contarle a
su hermana sobre la nutria y la promesa que le hizo, sin mencionar que apenas
cayó en cuenta que aún no sabía su nombre. Sin embargo, no encontró razones
para tener que ocultar eso, por lo que empezó a contarle a Mokka toda la
historia.
- ¡No puedo creer que tengas una nueva amiga! – Dijo Mokka
emocionada y sorprendida – pero lo que menos puedo creer es que ¡ni siquiera
sepas su nombre!
-Perdón, todo fue muy repentino- Dijo Shinno avergonzado.
- Ósea, si ves a otra nutria en el mar ¿Cómo sabrías que es
ella? -Lo cuestionó su hermana.
- Creo que ninguna nutria del manglar se ha alejado hasta
los muelles. Además, es la única nutria de cabeza blanca, al parecer. – Le
contestó.
- Bueno, pero ¿Cómo piensas lograr que haga una presentación
en el próximo festival? – Le preguntó la Shiba Inu.
- Aún no lo sé… - Le dijo- Pero primero debo descubrir cómo
podrá bailar en tierra, siendo algo que casi todo el tiempo está en el mar.-
- No es necesario que salga del agua para que pueda bailar.
– Le dijo la perrita- Hay algo llamado “nado sincronizado”, y es un baile que
practican los humanos en el agua, haciendo movimientos complicados y
acrobacias.
Shinno se sorprendió al escuchar ese dato de parte de su
hermana.
- ¿Qué? ¿Crees que eres el único al que le gusta la
televisión o escuchar a nuestros dueños leer y tocar música? Yo también sé de
esas cosas, “oh señor intelectual” …- Dijo Mokka con un tono burlón. Shinno
sólo movió su cola, lo alegraba saber que tenía más cosas en común con su
hermana de lo que imaginaba. - …Sin embargo, las veces que han pasado el nado
sincronizado en la T.V., veo que es en grupo o en parejas, nunca solos. -
Comentó la perrita. Shinno pensó por unos momentos y agregó:
- Pero tal vez ella pueda hacer más piruetas que los
humanos, es una nutria, seguro podrá hacer más cosas en el agua- Dijo él muy
convencido.
-Puede que sí. Mañana que vallamos nos la presentas a Puchi
y a mí, él sabe cosas de esto. - Dijo ella.
- ¿En serio? – Preguntó Shinno con asombro.
- No, no lo sé la verdad… - Dijo su hermana- …Pero si es muy
ocurrente, seguro podrá ponerle retos de movimientos y piruetas. – Le explicó
la Shiba Inu.
- Ok, entonces se las presentaré mañana. – Dijo Shinno muy
contento.
-Sirve y por fin le preguntas su nombre. – Le dijo Mokka
burlonamente. Él sólo hizo un gesto de vergüenza.
- Oye, quisiera preguntarte algo hermanita ¿Por qué me estás
ayudando o te interesa ayudar a esta criatura?
-Porque vale la pena ayudar a cumplir el sueño a una
criatura que hizo que mi hermanito saliera de su zona de confort de manera
voluntaria, y no a la fuerza. – Le dijo ella a su hermano de manera seria, pero
mirándolo y sonriéndole de manera orgullosa. – Eso es algo que quiero
testificar.
Shinno le devolvió la sonrisa como gesto de agradecimiento.
Al día siguiente, los tres perros salieron a su paseo
rutinario. Durante éste, ambos le contaron a Puchi sobre la nutria y la promesa
de ayudarla. Puchi estaba emocionado con la idea, y no dudó en aceptar.
Cuando llegaron al mulle, los tres se acercaron a la orilla
y vieron a la pequeña mustélida haciendo sus movimientos en el agua. Cuando los
vio, se acercó muy curiosa:
- ¡Hola Shinno! – Dijo ella con alegría
- Ahora sí recuerdas mi nombre. – Dijo él con una sonrisa.
La nutria hizo un gesto de orgullo.
- ¡Ah! Pero él ni siquiera sabe tu nombre- Intervino Mokka
en su saludo.
- ¡Oye, si es cierto! – Dijo la nutria un poco indignada y
enseguida les dijo su nombre. A los tres se les hizo un nombre muy lindo e
interesante, y aprovecharon el momento para presentarse también.
-Vinimos a ayudarte con el plan de tu presentación. – Le
dijo Puchi. - ¿Qué sabes hacer en el agua?
- Nadar- Respondió ella al instante.
- Ósea si… - Dijo Puchi- … Pero ¿qué más haces?
- Abrazar. – Volvió a decir. Mokka se empezó a reír.
-Se refiere a que nos han contado que practicas movimientos
especiales ¿Cuáles son? ¿Nos los muestras? – Le respondió la perrita.
Entonces la nutria se apartó y les mostró los movimientos
que practica todos los días. A los tres les gustó mucho.
- Me gusta, pero creo que puedes agregar más cosas. – Le
dijo Puchi a la pequeña nutria. – Creo que debes hacer unas piruetas. –
- ¿Qué son piruletas? – Preguntó la nutria
confundida. Shinno rio un poco y en voz baja, típico de su nueva amiga.
Entonces él le explicó la definición de pirueta.
- ¡Ah, claro que sí! Tú sólo dime qué hago y lo hago. –
- Esa será nuestra siguiente tarea- Dijo Puchi. – Traeremos
ideas de piruetas que pueda hacer nuestra amiga. –
Y así fue, durante los siguientes días los tres se juntaban
a la orilla del muelle para mostrarles ideas a la nutria de los posibles
movimientos que podría hacer durante su presentación. Había ocasiones en las
que sólo iba Shinno, y le mostraba sus ideas a través de sus imitaciones. A la
pequeña nutria de cabeza blanca le divertía que su amigo hiciera los
movimientos, ya que los consideraba graciosos, pero aun así los tomaba en
cuenta y le hacía algunas mejoras. A veces Shinno y ella se quedaban
conversando sobre cómo se imaginaban que sería ese día.
Seguía pasando el tiempo y más se acercaba la fecha en la
que se haría la fiesta anual del pueblo, por lo que no sólo pensaban en la
coreografía y la música, sino su “vestimenta” y, sobre todo, en la forma en la
que la presentarían ¿Cómo iban a lograr que todo un pueblo fuera al muelle para
ver a una nutria bailar? ¿Cómo darla a conocer? Estaban a sólo unas semanas, y
esto era un verdadero reto, pero todos seguían pensando en la solución.
Una tarde, cuando la pequeña nutria de cabeza blanca regresó
a su manglar, donde siempre la esperaban sus hermanos, ellos estaban
preocupados por ella, pues creían que la idea de presentarse ella sola ante
muchos humanos era muy rara e inquietante.
- No eres una humana, no eres bailarina, eres una nutria
¡Una nutria! – Dijo su hermana más grande
- Además, qué harás si esos humanos te cazan, no es normal
que vean algo así. Querrán atraparte y lucrar contigo. – Dijo su hermano.
- ¿Qué es “lucrar”? – Preguntó ella.
- No sé, se los oí a las gaviotas, pero suena horrendo. – Le
respondió su hermano.
- Y no sólo eso… - Dijo otra hermana. - … ¿Y si ese tal Chupi
te traiciona, te caza, y te hace algo? –
- Se llama Shinno – Le contestó la nutria.
- Es igual. – Le respondió molesta. - ¿Qué harás?
La pequeña nutria de cabeza blanca se puso a reflexionar
sobre lo que le decían, y les respondió:
- ¿Y si se presentan conmigo? Si estamos todos, es menos
probable que nos pase algo. Además, Shinno nunca me haría algo malo. – Dijo la
mustélida a sus hermanos.
La hermana más grande calmó a todos, ya que muchos estaban
bastante alterados. Después, se acercó a la nutria de cabeza blanca, le tomó su
patita y trató de explicarle de manera pacífica:
- Es verdad, juntos estaremos a salvo…- Le dijo. – …Pero
como te dije, no eres humana, no eres bailarina. El “nabo sincronizada” o como
se llame no es más que para los humanos, tú eres una nutria. Por favor
hermanita, no vuelvas al muelle. – Le dijo su hermana mientras la tomaba de las
patitas.
Esa conversación hizo dudar mucho a la nutria de cabeza
blanca. Faltaban dos semanas para el día del festival, y sólo tenía la supuesta
coreografía que, además, sólo sería al ritmo de los sonidos del mar. Tampoco
había atuendo y de pilón ni siquiera sabían cómo lograrían hacer que el pueblo
pudiera ir al muelle y, además, debía ser el muelle dónde ella vio a todos.
Shinno, mientras tanto, justo no podía dejar de pensar en
todo lo faltante. Faltaba muy poco para el evento y estaba desanimándose y
preocupándose por no cumplir el sueño de su amiga. Durante la noche se dirigió
al jardín para despabilarse un poco, cuando escuchó un sonido muy peculiar, uno
que sólo oyó en la T.V. alguna vez y que venía de un animal que era famoso por
ser peligroso. Era el sonido de un cascabel. Era una serpiente, su color era
como la arena, el trigo o como los prados, pero tenía algunas escamas color
azul que parecían zafiros.
- Aún falta mucho por hacer ¿verdad? – le dijo la reptil.
- ¿Quieren eres? – Le preguntó Shinno.
- Digamos que soy un guía- Le contestó. – Y estoy para
ayudarte a cumplir tu sueño.
- ¿Mi sueño? – Dijo confundido el perrito.
- El de lograr que las personas puedan ver a esa nutria, y
de paso, a cumplir el sueño de otros también. –
- ¿De qué hablas? ¿Cuáles otros? –
- Tus humanos. – Les respondió la reptil. – Al igual que esa
nutria, tus dueños también quieren lograr algo, pero no saben cómo o no se
atreven aún.
Shinno se quedó pensativo unos momentos. Recordó que el
sueño de sus dueños era dar a conocer algún día sus obras. Incluso en ese
momento, pudo escuchar a su dueña cantar desde su habitación. Entonces miró a
la reptil, era como si hubiera podido leer su mente, ésta sólo confirmó su
mensaje telepático con una mirada. Pero la cara del perro volvió a ser de
preocupación, todavía faltaba algo.
- Pero ¿cómo haré que todo el pueblo vaya a las orillas de
las playas? ¿Cómo me llevaré las partituras y los instrumentos? – Preguntó el
Shiba inu.
- En todo festival hay al menos un concurso ¿Cierto? – Lo
interrogó la serpiente.
- Cierto- confirmó.
- Y en todo concurso hay un premio, un premio grande o un
premio de mucho valor. - Le dijo la reptil con voz misteriosa. Shinno se puso a
meditar lo que éste le decía. Entonces entendió el mensaje a la perfección.
- ¡Claro! Me llevaré el premio para llamar la atención y los
llevaré al muelle. Pero ¿Y si no hay concurso? – Dijo Shinno
- Siempre hay algo de valor, ya sea para el pueblo o para un
miembro de los espectáculos. – Le respondió. – Sin mencionar que siempre
tendrás el apoyo de tu hermana y tu amigo el vecino.
- Ok, pero ¿cómo le haré para los instrumentos? – Preguntó
el perrito preocupándose otra vez.
-Te diré algo, pequeño can… - Le dijo la reptil acercándose
un poco a él. – A veces queremos que en un solo día se realicen 100 milagros.
Pero, un solo milagro puede inspirar y provocar 10,000 más en un futuro. Un
sueño a la vez. Te lo digo por experiencia. – Le respondió la serpiente.
- ¿Tú crees que esa nutria llegue a provocar algo así? – Le
preguntó Shinno con mucha esperanza.
- ¿Tú qué es lo que crees? – Lo volvió a interrogar.
- Si. Ella me inspiró a hacer algo que no creí hacer cuando
me sentía muy cómodo. – Respondió Shinno. – Entonces sí, creo que ella
inspirará a crear sueños y milagros.
La serpiente le sonrió orgulloso. Agregó una última cosa
antes de irse.
- Y con tu ayuda lo logrará. No la dejes desmotivarse y ella
te motivará también. – Le dijo, para entonces girarse y dirigirse hacia la
oscuridad del jardín.
- ¡Espera! ¿Cómo te llamas? – dijo Shinno. La serpiente con
escamas azules giró su cabeza hacia él y le dijo su nombre:
- Blau- Respondió, y luego avanzó para poder desaparecer de
la oscuridad.
Faltaban tres días para que terminara la semana y entonces
empezaría la semana en la que sería el evento. Ya estaban dando los volantes, y
en algunos postes y locales tenían anuncios del gran día. Sin embargo, ya había
un problema, y es que la pequeña nutria de cabeza blanca no fue al muelle por
ese tiempo.
Shinno veía el manglar desde la orilla, deseando poder nadar
hasta allá y buscarla, pero estaba muy lejos. Ni siquiera su hermana que tenía
más condición podría lograrlo, y él apenas estaba entrenando para poder robar
lo que sea que debía robar para poder presentarla. Aun así, durante esos días
le contó a Mokka y a Puchi sobre su plan para llevar al pueblo al muelle, pero
éstos ya estaban dudosos de que sucediera.
Pasaron las horas y los minutos, y un poco antes de irse.
Shinno que estaba echado en el piso a la orilla del muelle, escuchó una voz
conocida.
- Hola Chinno… - Le dijo la voz. Era la pequeña
nutria de cabeza blanca. Shinno emocionado, la saludó diciéndole por su nombre,
y ni siquiera notó que nuevamente, ella había pronunciado mal el suyo.
La emoción de Shinno, llamó la atención de Mokka Y Puchi, y
se acercaron al muelle para saludar a la nutria.
- ¿Dónde has estado? – Le decía Puchi. – Estábamos
preocupados ¿Estás bien?
- Si. – Respondió ella. – pero…
- Tengo ideas para tu vestimenta. Deberías buscar cosas en
el mar que tengan mucho color, algo para que parezca un velo y cosas así. – Le decía Mokka emocionada.
- Gracias, pero… - Trataba de hablar la mustélida.
- ¡Y ya sé cómo hacer que el pueblo venga al muelle! Es
sencillo, verás … - Decía Shinno
- ¡Ya no haré la presentación! – Dijo la nutria casi
gritando para que pudiera hablar.
Los tres perros se quedaron mudos y sorprendidos. Después
todos empezaron a confundirse y no dejaban de preguntarle por qué tomó esa
decisión. La nutria, triste, sólo les respondió.
- No soy humana…ni tampoco bailarina. El festival es para
humanos, y yo sólo soy una nutria.
Y entonces la pequeña nutria de cabeza blanca quiso
apartarse para poder irse. A Shinno le llegó el recuerdo y las palabras que le
dijo la serpiente: “No la dejes desmotivarse y ella te motivará también”.
Shinno con un gesto y una voz muy seria le respondió.
- Es cierto, no eres una humana. Pero es en lo único que
estoy de acuerdo. Por supuesto que eres una bailarina.
La pequeña nutria detuvo su intención de irse y miró a
Shinno con algo de asombro. Éste continuó:
- Eres una nutria bailarina, tal vez incluso, la primera y
la única hasta ahora, y eso es algo que todo un pueblo podrá presenciar. Sería
como un milagro… - Se detuvo Shinno por un instante y aprovechó otra frase que
le dijo Blau. - …Y un milagro puede provocar 10,000 más. – Concluyó.
Mokka y Puchi se quedaron asombrados ante el comentario del
Shiba inu, y la nutria sólo pudo agachar su cabecita blanca avergonzada.
- Seguiré con el plan. – Continuó Shinno. – Prometí que te
traería al pueblo y lo haré. Lo demás te lo dejo a ti.
Y cuando terminó de decir esto, se dio la media vuelta para
quedarse lo que restaba del paseo con sus dueños.
La pequeña nutria de cabeza blanca regresó a su manglar. Mas
no vio a sus hermanos, hermanas, ni a nadie más. Parecía que se había quedado
sola en él. Escuchó un sonido peculiar entre las enredaderas y los manglares.
Era el sonido de un cascabel. La mustélida buscó y rápidamente vio al ser que
la acompañaba: Era una serpiente, su color era como la arena, el trigo o como
los prados, pero tenía algunas escamas color verde que parecían esmeraldas.
- ¿Quién eres? – Preguntó la nutria
- Digamos que soy un guía- le respondió. – que, además, está
esperando ansiosamente a verte en tu presentación. – La pequeña nutria de
cabeza blanca, agachó su mirada entristecida.
- Perdóname, creo que te voy a decepcionar. – Le respondió a
la reptil.
- ¿Así como crees haber decepcionado a esos tres canes? – Le
dijo la serpiente crudamente. La pequeña nutria sólo la miró. - ¿Qué sucede,
pequeña? – Le preguntó con un tono más empático y suave.
-Mis hermanos tienen razón. No soy humana ni bailarina, sólo
soy una nutria ¿Cómo pude creer que podría lograr algo tan imposible? –
Respondió ella, y una risa salió de la serpiente de escamas esmeralda.
- ¿Entonces tú crees que no has logrado nada? – Le contestó
a la mustélida. – Te diré algo pequeña, y créeme, soy un experto en cosas
“imposibles”, y aunque no lo veas, tú ya hiciste algo que más de uno
consideraba imposible.
- ¿De qué hablas? ¿Qué he hecho? – Preguntó la nutria
confusa.
- Lograste hacer que un ser descubriera que también tiene un
sueño, y no sólo eso… - Le dijo la reptil. - …también que lograra abandonar la
idea de quedarse en su zona de confort y hacer lo que sea para cumplirlo. Y
hablo del Shiba inu, Shinno. – La nutria se quedó pensativa y confundida.
- ¿Y cuál es el sueño de él? – Preguntó.
-Ayudar a cumplir el sueño de los que ama, y ser parte de
ello, pero, sobre todo, de su más grande inspiración, ósea tú. – Le dijo la
serpiente.
La cabecita blanca de la nutria empezó a enrojecerse. La
serpiente continuó.
- Te aseguro que él llevará al público para cumplir tu
sueño…- Le dijo la escamosa, para entonces empezar a acomodarse para irse, pero
diciendo – La pregunta es ¿Le ayudarás tú a cumplir el suyo?
La nutria de cabeza blanca la miró con preocupación, pero
algo de emoción y motivación.
- Eso creí – dijo la serpiente orgullosa mientras giraba
para irse.
- Espera ¿Cómo te llamas, amix? – Le preguntó. Y mientras se
alejaba, la serpiente se limitó a sólo decir su nombre.
- Grün – Le dijo. Y luego ésta desapareció entre los
manglares.
Habían pasado días desde que Shinno vio por última vez a la
pequeña nutria de cabeza blanca. Aún después de su sermón, siempre se dirigía a
la orilla del muelle con la esperanza de verla otra vez, pero no tuvo suerte.
Incluso empezó a cuestionarse si su plan debía continuar, pero el recuerdo de
la plática con la serpiente, hacía que mantuviera la esperanza.
Faltaban sólo tres días para el festival, y Shinno volvió a
acerarse a la orilla del muelle, y escuchó movimientos en el agua. La pequeña
nutria de cabeza blanca lo esperaba, con algo de vergüenza, pero el Shiba inu
se emocionó tanto que Mokka y Puchi lo notaron y enseguida supusieron que la
mustélida había vuelto.
- Lo siento – Dijo la nutria, y los tres perros sólo se
vieron entre sí – Vengo a decirles que cambié de opinión…y si me presentaré en
el festival.
Los tres canes empezaron a mover la cola de la emoción.
Shinno sólo se limitó a mirarla con orgullo, mientras que Mokka le contaba la
idea sobre su atuendo y Puchi le exigía que le mostrara sus movimientos y
piruetas. No quisieron saber cómo es que cambió de opinión, eso lo preguntarían
después.
Llegó el gran día, y sucedió algo muy inesperado: hacía
mucho frío. En las noticias matutinas comentaban la posibilidad de una
tormenta, pero lo que si era garantizado es que la temperatura bajaría
bastante. Los tres perritos empezaron a preocuparse, pero no por las bajas
temperaturas, pues sabían que las nutrias podían resistir bajos niveles en el
agua, pero la tormenta podría provocar la suspensión del evento, o peor, que su
amiga sufra alguna lesión por el mal clima, pero no perdían la fe en que todo
saldría bien.
Un día antes, los cuatro se pusieron de acuerdo para saber
el momento y cómo la presentarían. En el muelle donde estaría habían colocado
focos por si se requería más iluminación, por lo que todo era como si la vida
quisiera que se haga ese número. Ese día anterior, la pequeña nutria de cabeza
blanca le dijo a Shinno antes de que éste se fuera:
- Tengo mucho miedo ¿Y si no sale bien la presión?...
- Presentación. – La corrigió Shinno escapándole una pequeña
risita.
- Eso – Respondió nerviosa.
- No tienes nada que temer, no te dejaremos sola, yo menos
que nadie. – Le dijo él y ella se calmó al instante.
Volviendo al día, se acercaba el atardecer, y el frío se
hacía más y más fuerte. Los dueños de ambos Shibas, que ya iban sorprendidos
porque Shinno quiera ir, optaron por ponerle una bufanda a cada uno para
cubrirlos: para Shinno una verde y para Mokka azul cielo, y partieron al
festival.
Ya estaba oscuro y por el momento sólo caminaban para mirar
los puestos, jugar algunos juegos, comer algunas botanas, tanto para perro como
para humanos.
Pasando un rato comenzó el desfile, que, al finalizar,
iniciaron los concursos. El frío estaba siendo aún más fuerte
- ¡Shinno! ¡Puedo verlo! ¡Es un trofeo, lo llevan hasta el
final del desfile! – Exclamó exaltado Puchi – En cuanto se acerque distraeremos
a nuestros dueños para que vayas por él.
Pero entonces Mokka miró hacia donde estaban los muelles, y
vio algo que no era muy bueno. Había niebla y ésta se estaba tornando más y más
densa.
- ¡Shinno, tienes que ir ya por el trofeo! – Le dijo la
Shiba alarmante.
- Aún está muy lejos, hay que esperar a que se acerque – Le
respondió a su hermana.
- ¡No, no lo entiendes! – Le dijo nuevamente - ¡Hay mucha
niebla en el muelle! Si esperamos a que se acerque, habrá tanta que nadie podrá
ver a nuestra estrella. Es más ¡Ni siquiera podrás encontrar el muelle! –
Shinno reflexionó y pensó nuevamente. Estaba nervioso, pero
su hermana tenía razón, era ahora o nunca. No pensó más y se lanzó a correr
hasta el frente, y Mokka en seguida distrajo a sus dueños.
El Shiba inu estaba tan ágil que nadie podía detenerlo, y en
cuanto tuvo el trofeo en frente, lo tomó por una de las orejas y se dirigió a
los muelles. Era algo que nadie esperaba, que no fue tan difícil lograrlo,
incluso no sabía si era por la adrenalina que ni siquiera sentía el trofeo
pesado.
Shinno volteó y se dio cuenta que su plan funcionó, pues
empezaron a perseguirlo, ahora sólo debía concentrarse para no ser atrapado, al
menos hasta llegar al muelle. Durante el trayecto, empezó a haber más y más
niebla, lo que le impedía ver hacia dónde iba, y eso le estaba preocupando.
Pero un sonido familiar empezó a guiarlo, y entre niebla veía algo con escamas
del color de la arena con algunas verdes. Esto lo confundió un momento, pero
decidió seguirlo, y por fin, llegó al muelle, más había tanta niebla que no
podía ver si su amiga ya se encontraba ahí.
Shinno escuchaba cómo se iban acercando las personas. De los
nervios, soltó el trofeo. “Todo saldrá bien”, escuchó y alcanzó a visualizar a
su dueña a lo lejos. Volvió a escuchar al cascabel a lado de él, muy cerca, y
ahora vio una cola con escamas azules esconderse entre unos escombros, y a lado
de éstos, el estuche del violín de su dueño. Shinno entendió el mensaje,
“gracias Blau” pensó, y moviendo su cola agarró el estuche para jalarlo y luego
empezó a ladrar para que su dueña lo encontrara.
Cuando lo vio, el perro empezó a señalar el estuche y
empujarlo con su nariz. Su dueña no entendía, y luego llegó su pareja. Se
encendieron las luces adicionales que había en el muelle y entonces, la niebla
comenzó a dispersarse. Sus dueños notaron algo en el agua. Era la nutria, que
tenía unas conchas coloridas en sus patas y en otras partes, en su cabeza tenía
una pequeña estrella de mar y en sus bracitos había algas de un color que no
habían visto. Su rostro era de mucho nervio y hasta susto.
En cuanto Shinno la vio, éste empezó a ladrar y llorar
volviendo a señalar el estuche. Entonces sus dueños lo entendieron. El chico
abrió el estuche y vio su violín y las partituras, así como la letra la cual se
la dio a su mujer. Ella lo tomó con nervios, y la niebla se dispersó tanto que
ya todo se podía ver, tanto a la pequeña nutria de cabeza blanca, como a todo
el pueblo viendo desde las orillas, como si hubiera sido un telón que divide al
artista y al público.
Ya todo estaba despejado, las personas estaban en el muelle
y pudieron ver a la nutria en el agua. Se alcanzaba a ver la luna tan grande y
luminosa que parecía otro foco.
El chico empezó a tocar el violín. Aunque estaba nervioso,
lo podía controlar bastante bien. La pequeña nutria de cabeza blanca miró a
Shinno asustada, pero él sólo le sonría y movía la cola con mucha emoción. Y
entonces ella se concentró y empezó a hacer su coreografía, justo al tiempo que
la dueña de Shinno comenzó a cantar.
La canción y la coreografía iban a la par, era como si
estuviera hecha para ese momento, parecía que estaba hecha por el mismísimo
mar. Los colores de las conchas que llevaba puesto provocaban un efecto
increíble en el agua gracias a las luces, y las algas en sus bracitos se movían
con mucha gracia.
La pequeña nutria de cabeza blanca entraba y salía del agua
haciendo siempre movimientos y piruetas increíbles. Cuando se sumergía, lograba
hacer que el agua creara movimientos que lograba efectos hermosos. Al ascender,
dio un salto tan grande que provocó una expresión de asombro a todos los que la
veían.
Shinno, que no dejaba de mirarla, se le ocurrió ver al resto de las personas y vio que todo el pueblo no podía despegar sus ojos de ella. Hasta habían olvidado que había un trofeo qué recuperar, y eso le provocó un sentimiento de orgullo, nostalgia y mucha felicidad. Su amiga estaba cumpliendo su sueño.
La canción continuaba, y la mustélida, que estaba sumergida,
empezó a quedarse sin ideas, y consideró repetir movimientos. Pero entonces se
dio cuenta que no estaba sola. La nutria sintió más movimientos en el mar que
también iban al ritmo de la melodía, pero la poca luz no la dejaba ver; y cuando
todos esos movimientos se quedaron quietos, supo qué fue eso: eran sus hermanos
y hermanas. Feliz, ella ascendió nuevamente y el resto de las nutrias la
siguieron y una vez arriba, crearon cantidades de figuras, saltos al ritmo,
piruetas en grupo, era un verdadero espectáculo.
La niebla volvió a crearse y nuevamente comenzó a cubrir los
muelles. “Se cerrará el telón” dijo una voz. La canción estaba terminando
lentamente. Y las nutrias terminaron con ella con una última figura. Y antes de
que la densa niebla los cubriera por completo, la pequeña nutria de cabeza
blanca alcanzó a ver que un miembro de su público fue la bailarina que ella vio
en el festival pasado, y ella la vio con mucho asombro, lo que puso muy feliz a
la mustélida.
Hubo un silencio profundo por unos segundos y entonces la
gente gritó y aplaudió con mucha emoción. La niebla volvió a dispersarse y
Shinno notó que las nutrias habían desaparecido.
A él se le ocurrió que fueron al muelle donde la conoció y
en seguida corrió hacia allá. Los dueños intentaron detenerlo, pero entonces
los encargados del evento los interrumpieron para que les regresaran el trofeo.
Cuando Shinno llegó, buscó a su amiga a la orilla del muelle
y escuchó que ella iba acercándose, ahora sin algas ni conchas. Él le preguntó
por ellas.
- Ya me las quité. – Le dijo – Me daba mucha comezón, no sé
cómo los humanos se ponen tanta cosa para bailar, sin mencionar que creo que la
estrella de mar me quería dejar pelona.
Shinno sólo rio un poco.
- Estuviste asombrosa. Todo el pueblo no dejaba de verte. –
Le dijo el Shiba.
- ¡Verdad que sí! Y aún no puedo creer que mis hermanos se
hayan unido. – Le respondió sin poder contener la emoción. – Estoy tan feliz,
de verdad tan feliz. Es más, acércate. – Le pidió la mustélida.
Shinno se echó en el piso y acercó su cabeza al agua, y
entonces la nutria lo abrazó por el cuello.
- Muchas gracias por creer siempre en mí. – Le dijo ella
susurrando sin dejarlo de abrazar.
- Sujétate bien – Le dijo él y se levantó sacando a su amiga
del mar, subiéndola al muelle. Shinno lamió su cabecita blanca. – Sabes a sal.
– Le dijo
- ¿Qué es sal? – Le respondió ella, y el perro sólo se rio
un poco para luego volver a abrazar a su amiga y le explicó qué era la sal.
Ambos empezaron a escuchar cómo llegaba el resto con ellos.
Mokka y Puchi ladraban sus nombres y detrás de ellos iban sus dueños. Shinno
aprovechó la oportunidad y les ladraba a sus amos para que se acercaran a la
pequeña mustélida, quien estaba un poco asustada y se refugió detrás del Shiba
Inu.
- ¿No lucrarán conmigo? – Le preguntó a su amigo.
- ¿Al menos sabes qué es eso? – Le preguntó extrañado.
- No, pero suena bien feo. – Le respondió, y Shinno se rio.
- No creo que quieran eso, y si otros intentaran hacerlo, no
se los permitiremos. – Le dijo a su amiga, y ella sólo salió y se acercó a las
personas.
Los dueños de Mokka y Shinno acariciaron la cabecita blanca
de la nutria mientras la felicitaban.
- Estuviste increíble – Le dijeron – Gracias por inspirarnos
también … - Y ella tomó con sus patitas las manos de las personas como
agradecimiento.
Cuando la dueña de Puchi llegó, ya la mustélida se había
ido.
- ¡Estuve viendo todo por la tele! ¡¿Dónde está la nutria?!
– Preguntó agitada. Sus amigos sólo le dijeron que se había marchado. - ¡Ash!
¡No manchen! ¡Yo quería verla!
- Tal vez se presente en el próximo festival – le dijeron
sus amigos, y ella sólo hizo un gesto berrinchudo de resignación.
Aún después del festival, los tres canes y la pequeña nutria
de cabeza blanca seguían reuniéndose a la orilla del muelle. Mokka y Shinno le
preguntaron si sabía cómo fue que sus hermanos decidieron participar a último
momento.
- Me dijeron que vieron a una víbora de escamas color arena
con algunas verdes – Les dijo – Ella fue quien los convenció.
- ¡Qué miedo! – Dijeron Mokka y Puchi
- ¡No! ¡Es mi amix! Ella también me convenció de participar.
Se llama Grün. – Les contestó.
- ¿Es macho o es hembra? – Preguntó Mokka.
- Quien sabe – Le respondió – sólo sé que tiene una
hermana…o hermano. Dice que Shinno lo conoce, se llama Blau.
- Si, es como la otra, pero con escamas azules – Les
comentó.
Mientras conversaban, Grün y Blau estaban viendo al grupo de
amigos.
- Otro más a nuestro historial. – Dijo Blau.
- Me pregunto cuántos llegaremos a hacer, y qué tipo de
relaciones serán – Le respondió Grün.
- Ya tendremos la eternidad para descubrirlo. – Le dijo la
otra serpiente.
Y las escamosas giraron, orgullosas de su otro milagro, y se
fueron hasta desaparecer con el viento.
En tanto, los amigos seguían platicando. Comentaban lo que
escuchaban en la T.V., que el milagro del festival inspiró al pueblo para abrir
un acuario y estudiar más sobre la vida marina. Crearían una entrada especial
por si la pequeña nutria estrella quisiera hacer otra presentación. También
mencionaron que los dueños de Mokka y Shinno empezaron a subir su música a
internet (palabra que la nutria tampoco conocía), incluso que la pieza que
tocaron en el festival la titularon “La danza de la niebla” y que, además, les
pedían que tocaran en algunos eventos pequeños. “Un solo milagro puede provocar
10,000 más” volvió a recordar Shinno las palabras de la reptil.
La pequeña nutria de cabeza blanca les contó:
- Saben, me dijeron que cuando nací, pasó algo muy raro.
Aquí jamás había habido niebla, pero cuando estaba naciendo, hubo muchísima,
así como en el día del Festival. Y lo que más asombró a mi mamá es que, de todos
los miembros de mi familia, yo soy la única con la cabeza blanca. – Les dijo la
mustélida.
- ¡Ah, con razón! – Dijo Puchi – Es que hasta pareció que
trajiste y alejaste la niebla a tu antojo. Tal vez tienes ese super poder y no
lo sabías.
- Y luego con tu nombre, más creo en esa teoría. – Dijo
Mokka.
FIN
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