Muy cerca de la sabana, había una casa donde vivía una familia. Ésta era una pareja con sus tres hijas. La menor se llama Kelly y ella y sus hermanas tenían un lugar muy especial para jugar, era su casa club que estaba arriba de un árbol no tan alto, pero con troncos muy fuertes y gruesos.
Si bien esa casa era para las tres, Kelly era la que más pasaba el tiempo en ella, ya que era su lugar favorito para jugar y pasar tiempo con su perrita Scash, una labrador color crema, que en lugar de collar, tenía un moño color rosa en su cuello 🎀.
Si bien esa casa era para las tres, Kelly era la que más pasaba el tiempo en ella, ya que era su lugar favorito para jugar y pasar tiempo con su perrita Scash, una labrador color crema, que en lugar de collar, tenía un moño color rosa en su cuello 🎀.
Sin embargo y como dije, cerca de esa casa estaba una sabana, dividida entre ellos sólo por un alambre de púas y un letrero que decía "Prohibido cazar". En ese lugar habitaban muchos animales salvajes: guepardos, leopardos, coyotes, hienas, pumas, zorros y leones. Los guepardos, leopardos, pumas y leones convivían en armonía, pero no toleraban a los coyotes, zorros y hienas; felinos y caninos por separado, como se supone debe de ser.
Todos los días, los cachorros de los felinos se juntaban para jugar, se ponían retos entre si, y el más valiente de ellos era Simba, un cachorro de león. Un día, una cachorra de guepardo retó a Simba a enfrentar lo que ellos consideraban lo más peligroso que se podría hacer: cruzar el alambrado, visitar "La casa en el árbol" y sacar la comida y tesoros que habitan en ella, sin que la bestia guardiana pueda atraparlo.
-Dicen que "La Bestia" es un cánido- dijo la pequeña guepardo con voz misteriosa- Uno nunca antes visto, pues no es coyote, ni hiena, ni zorro, ya que incluso ellos han intentado infiltrarse y La Bestia los ha ahuyentado e incluso a algunos los ha malherido.
-Otros dicen que es enorme y agresivo, que puede acabar con hasta cinco leones adultos- A completó un cachorro de puma mientras temblaba levemente.
-¿Y creen que en serio me enfrentaré a eso?- Comentó Simba- No soy tonto como para ir solo.
Entonces el cachorro de leopardo dijo
-Muy bien, te reto a que te escabullas lo más que puedas y que saques una sola cosa de La Casa del Árbol, sin que La Bestia te vea. No lo enfrentes, sólo toma algo y huye.
Simba estaba dudoso pero aceptó. Sólo era escabullirse ¿no?, fácil para él.
Llegaron al alambrado y Simba lo cruzó con algo de temor, pero sin problema, mientras los demás cachorros lo esperaban en el lugar seguro, atrás del alambrado.
Todavía cruzando, Simba corrió un poco más y desapareció de la vista de sus amigos, hasta que llegó a unos arbustos, que aunque no estaban tan cerca de la casa, tenían una distancia lo suficientemente buena para observar todo desde lejos. Simba presenció cómo habían unas niñas corriendo, subían y bajaban de la casa en el árbol, fue entonces cuando de repente, detrás del árbol, salió la supuesta bestia, era Scash. Había algo que era cierto, ella era un cánido, pero no se veía tan grande como un coyote, a lo mucho tal vez podría luchar con algún zorro, pero éste usa más la astucia que la fuerza.
Sin embargo, si había algo que llamaba su atención y era la forma en la que convivía con "las pequeñas personas". La perrita se veía enérgica, pero para nada intimidante, entonces ¿por qué los rumores?
Simba quedó admirado de tal escena que no se dio cuenta que ya había pasado mucho tiempo. Fue hasta que dos "personas grandes" llamaron a las "pequeñas personas" que notó que ya casi atardecía. Ellos se fueron y la única que se quedó ahí fue la perrita, dándole la espalda, mientras observaba cómo se alejaban despidiéndose de ella.
Entonces Simba salió de los arbustos, parecía haber olvidado su misión, e incluso que la que estaba ahí era un can y además era "La Bestia". Todavía no decía una palabra cuando la perrita se volteó violentamente y en seguida se puso en posición de ataque, mientras mostraba los colmillos y gruñía sin parar como si en cualquier momento fuera a atacar. Simba se congeló y no avanzó más, vio en sus ojos cómo parecían echar fuego, sabía que sí era capaz de atacarlo si daba un paso más.
-¿Qué haces aquí?- Preguntó la perrita amenazante- ¿Qué es lo que quieres? No hay nada para ti en esta casa ¡Vete ya!
-No, yo sólo quería algo de comer- Dijo Simba con la voz entrecortada del shock.
-¡Aquí no hay comida, fuera!- Y la perrita se lanzó corriendo hacia él sin dudar, causando que Simba saliera despavorido de entre los arbustos, tal por donde vino.
Llegando al alambrado, Simba se encontró con sus amigos que lo esperaban preocupados. Ellos le preguntaron cómo era "La Bestia", y ahí fue cuando todos los rumores tuvieron sentido. Todas esas mentiras eran por lo vergonzoso que era decir que un can más pequeño que un coyote fue capaz de ahuyentar a muchos de ellos, pero que aún así lo realmente peligroso desde su perspectiva eran las personas, y por lo cual no iban a enfrentarla otra vez.
-Sólo diré que en efecto, es una bestia peligrosa...- Dijo Simba con la esperanza de que ya no le pregunten más.
Esa noche, simba no pudo dormir, no podía dejar de pensar en esa perrita, pero no porque lo haya asustado, sino por su comportamiento tan extremo con las persona y con él, simplemente no podía entenderlo.
Fue tanta su curiosidad que en cuanto pudo nuevamente fue a la casa en el árbol, pero esta vez no tenía miedo, sólo curiosidad. Nuevamente se quedó escondido entre los arbustos, observando a la perrita cómo jugaba tan alegre con esas personas, pero en especial con la más pequeña de todas. No sabía de nadie que haya ido a La Casa del Árbol más de una vez, por eso quería ver si nuevamente se presentaba ante ella, volvería a tener al actitud del día anterior.
En cuanto las personas se fueron, nuevamente salió de entre los arbustos, y la perrita volvió a ponerse en posición de ataque en cuanto escuchó a Simba salir.
-¿Otra vez tú?- Dijo ella agresiva- Ya te dije que no hay nada para ti ¡Largo!
Y justo antes de volverse a lanzar, Simba se hizo hacia atrás y se puso en posición sumisa. La perrita se frenó, era la primera vez que veía a un animal sumirse, más a un felino.
-¿Qué es lo que quieres?- Preguntó ella sin dejar de estar alerta y firme.
-Nada en realidad- Respondió Simba.
-Entonces vete, no tienes nada qué hacer aquí- Respondió la perrita, manteniendo la firmeza, pero hablando más suave.
-Sólo quiero entender algo, algo que no me deja dormir- Dijo Simba, manteniendo su posición para que ella no se altere nuevamente.
-Pregunta y vete- Dijo ella.
-Bueno, primero dime ¿Cómo te llamas?
-Scash- Le respondió- ¿Qué más quieres saber?
Simba empezó a cambiar su posición de manera lenta y tranquila. Scash se mantenía alerta y observando.
-¿Por qué te comportas así conmigo? No te he hecho nada malo- Preguntó Simba.
-Porque los del alambrado sólo saquean, invaden y no respetan. Sólo destruyen cuando no hay nada para ellos- Respondió Scash.
-Yo sólo quiero comida- Dijo Simba.
-¿No hay comida en la sabana o qué?
-Si lo hay pero, no sé, creí que habría algo diferente.
-No hay nada- Respondió Scash- Ahora vete, es la última vez que te lo digo- Scash otra vez se puso en posición de ataque pero esta vez no gruñía, sólo estaba atenta a cualquier movimiento. Simba sonrió, se hizo para atrás, dio la vuelta despacio y se fue.
Esa noche, mientras dormía, escuchó una voz leve pero clara : Ella no pidió que no vuelvas.
Al día siguiente, Simba volvió a ir a La Casa en el Árbol y nuevamente se escondió en los arbustos, mientras admiraba cómo Scash jugaba con "las pequeñas personas". Cuando éstas se fueron, Scash mencionó en voz alta:
-¿No te dije que no volvieras?
-En realidad no, no lo dijiste.- Respondió Simba, tranquilo y manteniendo la distancia, sólo mientras salía de los arbustos.
-¿Por qué volviste?- Preguntó Scash, esta vez un poco más relajada.
-Aún quiero entender por qué te llevas bien con las personas.-
-¿Qué es lo que te cuesta entender?- Preguntó nuevamente ella.
-Hasta donde sé, ellos son lo más peligroso que existe. Recuerdo alguna ocasión, cuando era más pequeño, vi junto con mi manada que llegaron unas bestias muy extrañas de metal. No parecía estar vivas, pero se movían tan rápido como los mismos guepardos. De su interior salían unas criaturas como las personas con las que convives, pero ellos llevaban unos trajes muy diferentes, y unos objetos de metal que también rugían, pero lanzaban algo que hacía que otros animales se desmayaran y se los llevaran. La verdad no creo que lo hagan para alimentarse, al menos no por la cantidad que llevaban. Siempre creí que ellos eran peligrosos, pero luego cuando te vi jugando con ellos, tan a gusto como yo con mis amigos, me pareció realmente extraño.
Scash se quedó sorprendida por ese relato, ella nunca hubiera imaginado que las personas hicieran cosas como esa.
-Mis personas no harían nunca algo así- Respondió la perrita- Suena a algo horripilante.
Por primera vez, Scash bajó totalmente la guardia, lo que alegró a Simba y lo hizo sonreír inevitablemente. Él sólo se limitó a acostarse en el pasto y continuó conversando con ella de diferentes temas. Scash percibió algo distinto en Simba, realmente no estaba interesado en la casita de Kelly, y continuó la conversación con él.
Desde ese día, Simba iba diario a visitar a Scash, y ella ya no lo recibía con la agresividad con la que lo conoció. Poco a poco, Scash y Simba se volvían más unidos, jugaban juntos, conversaban sin parar y en ocasiones se hacían bromas, claro, siempre y cuando las personas no estuvieran.
Un día, cuando Simba regresaba de visitar a Scash, los otros cachorros de felino lo detuvieron para preguntar muy curiosos del porqué de su ausencia en los últimos días, y dónde se encontraba.
-¿Apoco eres amigo del cánido?- Preguntó la cachorro de guepardo- No sabía que ya te gustaban los perros.
-¿De qué hablas?- Preguntó Simba un poco molesto e incómodo- He estado yendo para vigilarla, acercarme y convencerla de que nos de la comida, es una estrategia.- Terminó Simba.
-Entonces ¿lograrás hacer que nos de la comida a cualquiera de nosotros?- Dijo el cachorro de leopardo.
-Si es que lo hubiera, yo les avisaré, pero no se acerquen por ahora.- Exclamó Simba, un poco nervioso.
-Ok, pero la verdad es que parece que te gusta pasar el día más con ella que con nosotros- Dijo el pequeño puma, extrañado.
-Te estás confundiendo- Dijo Simba, mientras se alejaba de ellos apresuradamente.
Hubo un momento de ese día que Simba se quedó solo en la sabana, como si algo no quisiese que se interrumpiera lo que pasaría en seguida. Simba escuchó un cascabel; no había duda, era una serpiente. El pequeño león se puso en posición de defensa y fue cuando visualizó a la nueva compañera que estaba ya en frente de él. Era una serpiente del color del prado, pero en la parte superior estaba llena de escamas verde esmeralda.
-Así que estás confundido- Le dijo la reptil a Simba
-¿Quién eres?- Le preguntó el león.
-Digamos que soy un guía...- Le contestó- … Y estoy para aclarar esas dudas en tu cabeza, sobre tus sentimientos.
-¿Dudas?¿Sentimientos? No te entiendo- Respondió confundido Simba.
-Por favor ¿de verdad vas a negar que has disfrutado igual o más pasar tiempo con esa perrita que con tus amigos?- Le dijo la serpiente, haciendo dudar al pequeño cachorro - La verdad es que no debiste mentirles.- Continuó- Ella será muy ruda, firme y fuerte, pero sigue siento un perro y tus amigos...le podrían hacer algo, sabes- Comentó.
-Ellos no serían capaces de ir, saben que hay personas y no se atreverían a hacerle algo. - Dijo Simba, un poco molesto por el comentario, pero seguro de lo que decía.
-Muy bien, todo estará bien entonces ¿cierto? Aunque para qué negar que si eres amigo de la perrita. - Dijo la serpiente mientras lentamente se giraba para irse.
-¡Espera!- Dijo Simba- ¿Cuál es tu nombre?
La serpiente con escamas esmeralda se detuvo, sólo volteó su cabeza hacia el cachorro y dijo su nombre: Grün, para después desaparecer en los pastizales que combinaban con el resto de su piel.
Esa noche, Simba estaba muy intranquilo, algo no andaba bien, no dejaba de soñar con la serpiente y todo lo que le dijo, y una gota de agua lo despertó repentinamente, empezó a llover. Simba se levantó y se dirigió a la casa en el árbol donde estaba Scash, tenía un mal presentimiento.
Cuando cruzó los arbustos, vio a Scash sentada dándole la espalda, encorvada. Simba dijo su nombre suavemente y en ese momento Scash se volteó violentamente hacia él, poniéndose en posición de ataque, tal cual como cuando lo conoció, pero esta vez mucho más furiosa. Simba se sorprendió, pero se impactó aún más cuando la vio con muchas heridas en su cuerpo. Estaba mal, pero aún así estaba dispuesta a luchar.
-¡¿Cómo te atreves a venir?!- Le gritaba Scash- ¡Confié en ti! ¡Creí que no te interesaba la casa de Kelly! ¡Que sólo querías entender lo de las personas! ¡Pensé que eras mi amigo, Simba!
-No, no sé de qué hablas, en verdad- Exclamó el león completamente confundido e incluso alterado.
Scash se abalanzó contra él, alcanzando a morder una pata de Simba, él sólo retrocedió.
-¡¿Ah no?! ¡¿No acabas de mandar a tus tres amiguitos: el puma, el leopardo y la guepardo para sacar de la casa la supuesta comida?! ¡Me usaste Simba!
-Y si viste que eran demasiados ¿Por qué no les diste lo que querían? ¿Por qué te enfrentaste a los tres tú sola?- Le dijo Simba exaltado
- ¡Ya te dije que no hay nada de eso aquí!- Le contestó Scash - ¿Sabes por qué no me voy con las personas cuando se van? No es porque ellos no quieran, Kelly siempre me pide que me vaya con ella, y antes lo hacía. Pero un día, cuando regresamos, la casa estaba destruida, el santuario de mi Kelly, y eso la lastimó mucho esa vez. Todo por comida ¿Cómo va a haber comida aquí? Esta casita es para jugar, para llorar, para refugiarse, no para comer, para eso está su otro hogar. Y desde entonces decidí proteger siempre el espacio sagrado de mi Kelly, por eso me quedo. Pero tus amigos llegaron a buscar lo que no existe, mencionaron tu nombre y les dije que no había nada y que se fueran. Aún así intentaron infiltrarse y no se los permití. Dolió cada golpe pero no se llevaron ni destruyeron nada...y aún tengo fuerza para enfrentarme a otro, al rey de las bestias.-
Y después de decir esto, Scash se lanzó sobre Simba mordiéndolo en el lomo. Éste sólo hizo un sonido de dolor, se dio la vuelta y se fue corriendo hacia el alambrado y Scash lo persiguió hasta que él cruzó. Ella le gritó una última cosa:
-¡Aquí fue donde mi olfato me trajo ese día, por eso sé que fueron de los tuyos!- Y después, Scash malherida, se giró para irse a la casa del árbol.
Pasó un rato, aún era de noche, pero ya había cesado la lluvia. Scash, que estaba acostada sobre el pasto mojado, de repente escuchó un cascabel. "Lo que me faltaba, ahora viene una serpiente" pensó ella, y empezó a levantarse con mucha dificultad.
-Eso debe doler- Dijo la serpiente, que sin ningún temor estaba a poca distancia de Scash. -Pero admito que ver cómo te enfrentaste y ahuyentaste a esos tres gatos, fue emocionante y admirable.
Scash no tardó mucho en encontrar a la serpiente. De repente el entorno cambió por completo, hace unos minutos había llovido muy fuerte y ahora el cielo estaba totalmente despejado, mostrando la luna llena que brillaba tan fuerte como un farol, lo cual ayudó a Scash a ver a la criatura. Era una serpiente del color del prado, pero las escamas que tenía arriba eran azules, como si fueran echas de zafiro, y había un silencio muy profundo.
-¿Quién eres tú?- Preguntó la perrita, tratando de ponerse de pie con mucha dificultad.
-Digamos que soy un guía...- Le contestó- … Y estoy para aclarar los malos entendidos.
-¿De qué hablas? ¿Cuáles malos entendidos?
-Oh pequeñita. En este momento no estás en condiciones, por lo que esas aclaraciones deben esperar. Pero en este momento, quiero ayudarte con algo que necesitas más. - Dijo la serpiente, y después descubrió una parte de su cuerpo que escondía unas bayas medicinales. - Come dos diario y déjate consentir por los humanos. Después aclararemos todo. - La serpiente giró despacio para marcharse.
-¿Me puedes decir tu nombre?- Insistió Scash. La serpiente se detuvo y sólo giró su cabeza para decir su nombre: Blau, y despúes desapareció mientras avanzaba a la oscuridad.
Un día, mientras Scash descansaba y estaba a punto de meterse el sol, escuchó un sonido conocido, era un cascabel.
-Hola Blau- Dijo Scash con tono suave y relajado.
-Veo que las bayas te ayudaron bastante- dijo la reptil- A él también le ayudan mucho.
-¿A quién?- Preguntó Scash confundida
- Simba- Dijo Blau.
-¿Por qué Simba estaría comiendo bayas como esta?
-¿De verdad no sabes?- Dijo la serpiente- ¿Tú crees que en serio nadie ha intentado venir a "saquear" la casa en el árbol cuanto se supo lo de los tres gatos y tú?- Scash estaba sorprendida. A ella también se le hacía bastante extraño, incluso curada, ya ningún animal intentaba entrar. -¿Tú quién crees que se encargó de que nadie te molestara? Y créeme, ya nadie intentará molestarte, él ya lo dejó muy claro.- Dijo Blau.
-¿Simba? Pero é fue el que mandó a los otros tres ¿no?- Preguntó Scash.
-Oh cachorrita, el único pecado que cometió ese leoncito fue enamorarse de ti y avergonzarse de ese sentimiento cuando sus amigos lo interrogaron.- Dijo la serpiente.- Y supongo que es correspondido ¿cierto?- Scash se sonrojó
-Para nada- dijo ella- ¿No viste que lo mordí? No importa ahora, no creo volverlo a ver después de eso.- Respondió un poco triste.
-Si es verdad que lo mordiste, pero no tan fuerte, la verdad si pudiste lastimarlo más, y mira que sí tenías ganas- Dijo con un tono un poco burlón la reptil, rompiendo la tensión del momento.-Y sobre lo otro, todo puede suceder.- Dijo Blau mientras se alejaba hasta desaparecer sus escamas azules.
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Simba estaba acostado a la orilla del alambrado. Ya tenía demasiado que algún otro del alambrado intentara ir a La Casa del Árbol, pero no dejaría de estar al pendiente.
-Creo que ya lograste tu objetivo- Dijo una voz conocida.- Bueno, al menos uno de ellos.
Simba se dirigió hacia donde escuchaba la voz. No era alguien nuevo, ya lo había visto, era la serpiente con escamas color verde.
-Tenías razón- Dijo Simba- Si hubiera sido sincero, no hubieran ido con Scash ese día.
-Bueno, pero ahora que ya lograste ser sincero contigo mismo ¿No crees que debas ser sincero con ella?- Le dijo Grün a Simba.
-Ella no quiere ni verme, y dudo que sea diferente ahora, no la culpo.- Exclamó Simba triste.
-La convenciste una vez para escucharte, creo que podrías volver a hacerlo.-
Las palabras de la serpiente motivaron a Simba. No perdió más el tiempo y se adentró nuevamente hacia la casa del árbol.
Simba cruzó los arbustos sin pensarlo, miró alrededor y no vio señal de Scash. Pero tampoco había notado algo más, justo en frente de él estaban "las personas". La pequeña Kelly se fue corriendo con sus padres, y el padre de ella, al momento de ver al pequeño león, decidió ir por un arma con dardos, creyendo que seguro fue Simba quien lastimó a su pequeña Scash.
Se empezó a hacer un escándalo cuando el papá de Kelly mostró el arma y empezó a acercarse a Simba, lo que lo hizo recordar el incidente que le contó alguna vez a Scash. Simba no quería atacarlos, sabía que sólo querían proteger a sus hijas e incluso a Scash. Cuando el papá de Kelly apuntó a Simba, éste estaba a punto de salir corriendo, pero repentinamente apareció Scash interponiéndose entre su dueño y el león, en posición de defensa, pero hacia el hombre. Este gesto hizo que el padre bajara el arma de inmediato, y ella bajó la guardia. Simba estaba sorprendido y un poco confundido. Scash se dirigió hacia él y lamió suavemente su mejilla.
-Lo siento- Le dijo ella, y después hizo una seña para que se acerque con las personas, las cuales sorprendidas y emocionadas, aceptaron a Simba.
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Algunos días después de su reconciliación, Simba llevó a sus amigos con Scash. Ellos aún creían extraño que un felino y un canino se llevaran bien, pero respetaron los sentimientos de su amigo. Scash les permitió entrar a la casa del árbol para ver los supuestos tesoros, pero se dieron cuenta que en efecto, no había nada de su interés, ni siquiera había espacio para guardar comida. Ver eso los hizo sentirse muy apenados y en seguida se disculparon con la perrita.
-Si rompen algo, se las verán conmigo- Dijo Scash bromeando.
-Nos queda clarísimo- Dijo la guepardo.
-La verdad es que para ser una perrita, eres demasiado fuerte- Dijo el puma.
-Y agradable- Dijo el leopardo también con tono de broma.
Desde entonces, tanto Scash como los felinos, caninos y personas empezaron a llevarse bien.
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Simba estaba acostado a lado de Scash mientras veían el atardecer, león y perro acurrucados en el pasto.
-Te quiero Scash- Dijo Simba al oído de ella.
- Y yo a tí, Simba- contestó ella.
Y a lo lejos, dos seres estaban viendo esa escena: un par de serpientes del color del prado, una con algunas escamas verdes y otra con algunas azules.
-Lo logramos Blau- Dijo la serpiente verde
-Pero aún faltan más Grün- Le respondió la azul- Sólo así podremos entrar al paraíso.
-Si podemos- Respondió Grün- Logramos lo imposible, ahora todo será posible.
-Tienes razón- Contestó Blau.
Y ambas serpientes se giraron para desaparecer en el prado junto con el viento.
FIN